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Firma definitiva del contrato de construcción del ferrocarril venezolano

La firma del contrato-marco para la construcción del ferrocarril de ochocientos kilómetros que unirá Puerto Ordaz y San Juan de los Morros, en Venezuela, obra en la que participa un consorcio hispano-canadiense junto a empresas venezolanas, pone fin a una larga etapa de estudios y dilaciones que han tenido prácticamente congelado el proyecto desde hace más de un año. El acto protocolario de la firma se celebró en Caracas.

Este contrato permitirá desarrollar a partir de ahora cada una de las parcelas concretas del acuerdo general de construcción del ferrocarril, el primero de esta envergadura del que dispondría Venezuela, y posibilitará al inmediato inicio de las obras, cuya duración está calculada en cinco años. La inversión total alcanza alrededor de 100.000 millones de pesetas.Este proyecto, uno de los más importantes del continente, se planteó hace algo más de cuatro años y dio lugar a una cerrada pugna de varios países -Alemania, Japón, Canadá, Estados Unidos, España- para conseguir su concesión. En principio se planteó un tendido de doble vía con importantes avances tecnológicos que suponían costes muy elevados. Un informe del Banco Mundial contribuyó a reducir las dimensiones del proyecto hasta su magnitud actual, de unos 1.200 millones de dólares. La presión española y canadiense posibilitó que finalmente quedaran los dos proyectos seleccionados y posteriormente el Gobierno venezolano invitara a ambas partes a llegar a un acuerdo, que se alcanzó después de intensas negociaciones. Empresas canadienses aportan buena parte de los elementos rodantes e infraestructuras y España se centra en el último aspecto, señalización, tendido de vías, obra civil y formación de personal. Entre las empresas españolas que participan en el proyecto y que formaron un consorcio para concursar están: Renfe, Ineco, Precon, Ferrovial, Agromán, Entrecanales, CYT, Standard, Dimetal, Erikson, Cía. Auxiliar de Ferrocarriles y algunas otras.

Las causas del retraso en la puesta en marcha de este proyecto se atribuyen básicamente a las reticencias de las empresas canadienses ante lo que consideraban poco claras garantías de realización final del proyecto. Existían dudas sobre la actitud que pudiera tomar el nuevo Gobierno venezolano, surgido de las elecciones del próximo 3 de diciembre, ante una obra de la envergadura del ferrocarril. Estas dudas parecen haber quedado aclaradas, como lo prueba el hecho de que la firma del contrato-marco se produzca apenas cinco días antes de la celebración de los comicios y sin que se tenga certeza de quién va a resultar ganador.

Otros proyectos

Para España la formalización del contrato significa el cumplimiento del segundo de los tres grandes proyectos de inversión en Venezuela. El primero de ellos, la fábrica de camiones Pegaso, es ya una realidad física, inaugurada por el presidente Pérez el pasado día 6.Con respecto a los astilleros de Cumaná, tercer eslabón de la cadena de grandes proyectos de cooperación hispano-venezolana, existe la convicción de que los planes iniciales seguirán adelante. En las últimas semanas habían surgido graves dudas sobre la materialización del proyecto, sobre todo a causa de las dificultades financieras por las que atraviesa Astilleros Españoles, empresa que, junto con Astilleros Nacionales de Venezuela (Astinave), va a realizar las obras.

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