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"España va a ser un país de economía de mercado moderna europea por decenios"

«Este va ser un país de economía de mercado durante decenios y decenios, pero no en sentido decimonónico, sino en un sentido europeo y moderno, con una economía mixta en la que el sector público y el privado sean fuertes y equilibrados», manifestó ayer Felipe González, primer secretario del PSOE, en el curso de una reunión celebrada en la Asociación para el Progreso de la Dirección, a la que asistían unos quinientos empresarios.

La intervención del señor González fue acogida con tímidos aplausos por alrededor de la mitad de los asistentes a la reunión. Junto al secretario general del PSOE estaban presentes los economistas del partido Miguel Boyer y Ernest Lluch. El conferenciante fue presentado por el presidente de la APD, Antonio Garrigues, quien manifestó «que todo empresario que tenga miedo a que el PSOE ocupe el poder, no es un auténtico empresario». Felipe González señaló que el Gobierno y el Parlamento deberán asumir en los tres o cuatro próximos años tres retos fundamentales en el terreno político. El primero, el desarrollo de las cincuenta leyes que desarrollarán la Constitución. El segundo, la puesta en marcha de las autonomías, lo que habrá que hacer «con calma, sensatez y rigor, sin caer en el riesgo de duplicar la burocracia, ya que esto supondría un coste monstruoso que el país no podría soportar». En tercer lugar, una política exterior, de la que carecemos. Además de estos tres retos, el Gobierno que ocupe el Poder durante los tres o cuatro próximos años deberá hacer frente al reto de la crisis económica. «La política económica para el año 79 -manifestó Felipe González no la puede asumir el Gobierno en solitario y no le arriendo la ganancia si lo intenta. Un Gobierno ya débil, si intentara afrontar la crisis económica en solitario, tendría un coste y un desgaste insoportables.» Señaló más adelante que hay que eliminar incertidumbres en todos los campos cuanto antes y con precisión, afrontando con mucha eficacia y rigidez los dos factores de estabilización que amenazan hoy la democracia: la escalada del terrorismo y la respuesta radicalizada de la extrema derecha. Esto exige un Gobierno fuerte con amplia base parlamentaria que pueda asumir una tarea enérgica de gobierno. Por otra parte, es necesario que este Gobierno asuma el compromiso de eliminar algunas de las incertidumbres que pesan sobre empresarios y trabajadores, «que estoy seguro que quieren firmar un acuerdo». Hasta ahora -dijo- el Gobierno no ha sentado a ambos a la mesa para negociar, sino sólo a unos ejercicios espirituales. «Yo comprendo que es más fácil negociar con los partidos políticos, pero hay que hacerlo antes con empresarios y trabajadores». Señaló también que es necesario eliminar las incertidumbres políticas, estableciendo un calendario claro. «Tras el referéndum -señaló el dirigente socialista-, debe haber elecciones generales, pero no antes de las municipales, sino prácticamente al mismo tiempo o poco después. Sea cual sea el Gobierno que gane deberá respetar el pacto entre empresa rios y trabajadores, por lo que en las elecciones generales ya no j u garán los factores y las incerti dumbres económicas. Tras estas elecciones generales, deberá existir un Gobierno de amplia base parlamentaria. Si nosotros ganamos, pondremos sobre la mesa nuestra oferta programáti ca y negociaríamos con otras fuerzas con vistas incluso a un Gobierno de coalición, en el que estarían representados los partidos políticos que negociaran sobre nuestra oferta programática, pero no a título personal.

En el curso del coloquio, los tres representantes del Partido Socialista respondieron a diversas preguntas planteadas por los empresarios, señalando, entre otras cosas, lo siguiente:

«- Con sindicatos potentes la productividad y la economía funcionan bien y son eficaces. Los empresarios deben favorecer la consolidación de sindicatos fuertes.

- A propósito de la flexibilidad de plantillas, los socialistas no mantenemos actitudes rígidas e inalterables. Lo primero que habría que analizar es lo que pasaría globalmente si se implanta la flexibilidad de plantillas; es decir, si se crearía más empleo del que se. iba a perder o viceversa. En estos momentos pensamos que sería una medida negativa, por lo que la prioridad está en hacer una política económica de crecimiento. En los países en que se pueden regular las plantillas hay sindicatos fuertes y aquí todavía se está dudando entre sindicatos fuertes o débiles.

- Los socialistas españoles dejaremos de ser "ibéricos" y seremos socialistas noreuropeos cuando los empresarios dejen de ser "carpetovetónicos" y sean también noreuropeos.

- Los socialistas vamos a estimular la iniciativa privada en igual medida que fomentaremos la redistribución de rentas.

- El Gobierno actual, si tiene la enemistad de los empresarios, es porque se la ha ganado a pulso. A nosotros nos hubiera resultado mucho más difícil gobernar a partir del 15 de junio, porque esta enemistad del sector empresarial la teníamos de origen.»

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