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CINE

Cigüeñas tardías

Cuando, en la última guerra mundial, los ejércitos alemanes invaden la Unión Soviética, el cine, como la nación entera, se moviliza en un esfuerzo común para levantar la moral de combate del país a todos los niveles, utilizando los recursos que a su alcance pone una estructura es tatal fundamentalmente modelada en los años de la Revolución.Con un número limitado de salas de proyección sonora, ya por entonces se considera al cine más como medio de formación que como puro espectáculo, vehículo fundamental de propaganda antes que elemento de pura diversión, aunque a veces tal diversión no falte bajo críticas demasiado evidentes o elementales sátiras. Dominado y dirigido por el Comité de las Artes, el cine soviético, como los de las demás naciones beligerantes, comienza a producir filmes de guerra, documentales y largometrajes en los que la propaganda aflora por encima de cualquier tema o estilo definido. Es un cine de urgencia en el que nuevos veteranos realizadores hacen sus primeras armas llevando, a la pantalla ese otro frente cada vez más cercano.

Cuando pasan las cigüeñas

Dirección, Kalatazov. Guión, B. Rozov. Fotografía, Urusevsky. Música, M. Weinberg. Intérpretes: Tatiana Samoilova. A, Balatov. M. Merkul¡ev. URSS. Dramática. 1957. Local de estreno: Minicine 3.

Entre estos últimos se halla por entonces Kalatazov, que en sus Alas de Victoria narra la vida y hazañas de un aviador soviético.

Hombre de múltiples oficios, iniciado como operador, pionero en su país y embajador en Hollywood, sus obras, tras un silencio de casi veinte años, señalan un nuevo rumbo más crítico que el del resto de los directores nuevos. Años después, en el 57, tal independencia se evidencia en su filme de más éxito: Cuando pasan las cigüeñas. Es entonces cuando, mirando atrás en el tiempo, buscando la dimensión humana de una guerra lejana ya, pero presente todavía en la fuerte presión estatal, lleva a cabo esta especie de Guerra y paz de los humildes, muy influida por los cauces eternos de la novela de su tierra. En un estilo ampuloso, romántico y barroco se nos narra el amor sin esperanza de dos jóvenes a los que separa la última contienda. La guerra está presente todavía, pero,supone una especie de adiós a los héroes anteriores, a los relatos heroicos y pueriles, en secuencias excelentes como la de la partida, la casa en ruinas o la famosa del final en la estación, mezcla de inspiración y técnica.

Todas estas virtudes, no todas respetadas por el tiempo, consagraron en sus años esta historia.

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