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Brejnev ataca a los "tecnócratas" y promueve a sus amigos al poder

Pese a sus aparentes problemas de salud, el presidente de la Unión Soviética, Leónidas Brejnev, demuestra gozar de buena salud política al haber conseguido promover a varios de sus más estrechos colaboradores a nuevos puestos de responsabilidad en el poder y al «purgar», simultáneamente, al «tecnócrata» Kirill Mazurov, un funcionario «independientes» de su grupo, considerado hasta ahora el sucesor probable del primer ministro, Alexei Kossiguin.

Mazurov, de 64 años, fue reemplazado por Konstantin Chernenko, tres años mayor que el anterior y protegido de Brejnev desde la caída de Kruschov.Los cambios, decididos por el Comité Central del Partido Comunista soviético (PCUS) unas horas antes de la reunión plenaria del Soviet Supremo (Parlamento), iniciada ayer, han sido así mucho más importantes que lo esperado. Aparte del relevo de Mazurov, integrante del buró político del partido desde 1965, Brejnev ha introducido en el máximo órgano de poder a dos nuevos miembros suplentes, Nicolás Tikhonov y Eduard Chevarnadze, también dos de sus «fieles» más conocidos, y, además, ha dotado al Comité Central de un nuevo secretario, Mikhail Gorbatchev, primer secretario del PC en Stavropol, es decir, jefe de una región a la que se suele calificar de «granero» del país.

Dramático discurso de Brejnev

El nombramiento de Borbatchev aparece en ese sentido relacionado con los graves problemas económicos, sobre todo agrícolas, sobre los cuales Brejnev hizo en la misma reunión del Comité Central una espectacular «autocrítica». Su discurso es considerado en Moscú uno de los más severos pronunciados por el dirigente durante la última década, y la propia prensa soviética señaló después que Brejnev «criticó duramente la mala gestión y las negligencias» que pesan sobre la plan¡ficación soviética.Nuestro corresponsal er Moscú, Ismael López Muñoz, señala que si bien no es la primera vez que se acusa de inoperantes a algunos ministerios soviéticos, en esta ocasión han sido calificados de «irresponsables » por no haber sabido mantener el ritmo de producción y haber puesto en difícil situación el cumplimiento del plan quinquenal.

Después del plenario de diciembre de 1977, éste fue el tercero en el que Brejnev abordó los graves problemas economicos del país. En el ámbito agrario, el «número uno» soviético ha subrayado que la demanda de carne no está siendo cubierta y que las pérdidas o las carencias registradas en las últimas cosechas siguen siendo muy importantes.

En un tono dramático, el presidente soviético ha manifestado, además, que falta combustible.

«¿Cómo explicarse -preguntó Brejnev- que no podamos deshacernos de los defectos que nos impiden avanzar con mayor rapidez?»

«Es preciso -agregó- que se intensifique y aumente la labor de los órganos administrativos y de planificación para colocarla al nivel de las altas exigencias del partido.»

Este y otros párrafos de su discurso han sido interpretados, igual que los relevos, como un ataque a los «tecnócratas», representados por Kossiguin.

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