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Golpismo: no sólo los militares

«En estos días han menudeado los ataques contra la prensa que desde algunos editoriales ha sido llamada "golpista", y que en discurso público fue calificada de "libelo" por el vicepresidente del Gobierno, general Gutiérrez Mellado. La transformación de la prensa española ha sido tan rápida -todo el país ha cambiado- que los modos se han invertido incluso demasiado. De la pasada servilidad ante el Poder, se ha llegado a la zafiedad de unos ataques constantes e inconsiderados, que no se detienen ante nada. Caen por tierra el honor personal, las buenas maneras, la ética del oficio, incluso la profesionalidad al servicio de la verdad y de las normas de convivencia en una sociedad civilizada. ( ... )Signo muy triste de la situación actual es que, con otros nombres y ante un extrañísimo desinterés oficial, esté reapareciendo aquella «prensa militar» que hizo daño inmenso al Ejército a todo lo largo del pasado siglo y de buena parte de éste, y que fue suprimida por decreto hace ahora poco.más de 45 años. La "prensa militar" fue un terrible cáncer en la historia de nuestro Ejército, porque aparte de vivir casi siempre del fondo de reptiles, halagaba todas las pasiones y muchas veces ponía a militares de buena fe no sólo en contra de los Gobiernos, sino también de la autoridad misma del Lstado. Quien tuvo el coraje de suprimir aquella prensa fue Manuel Azaña.

Murió en buena hora aquella prensa que se llamaba "militar" y se prestó al Ejército un magnífico servicio. Que ahora reaparezca por otros caminos y penetre en los cuarteles una prensa entregada a la prédica del golpismo sería un dislate inadmisible. Las mismas razones democráticas y patrióticas que llevaron a su desaparición en 1932 -con Franco jamás reapareció- desaconsejan su existencia en 1978.

Pero hay algo más, y es que los periódicos no nacen solos y por generación espontánea. Hoy un periódico es un negocio muy costoso, en la prensa diaria casi siempre deficitario, y no habría prensa golpista si no existiesen fuentes de financiación dispuestas a pagarla, que salen casi siempre desde el contorno de la banca, y más concretamente desde aquellos sectores poco responsables -y hay bancos muy sensatos-, dispuestos a desestabilizar la situación española.

Hoy no habría periódicos golpistas si no existieran quienes los financian con recursos oscurísimos. ¿Es que la subversión en letra impresa va a ser legítima en nombre de una pretendida libertad de prensa? De tolerarlo, volveríamos a aquella falsa "prensa militar" que fomentaba un pronunciamiento cada día. La democracia no podría vivir en medio de este desatino.»

, 23 noviembre

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