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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Fraga se defiende

He leído el editorial de EL PAIS, «La cabeza debajo del ala», publicado el día 22 de los corrientes, en el cual se me alude de modo directo y personal.Ciertamente no he sido yo, ni mi grupo político (que en su junta nacional del día 21 ha respaldado íntegramente mis palabras), quien ha metido la cabeza debajo del ala. Los juicios políticos son, por supuesto, opinables, pero nadie podrá acusarnos en estos momentos, ni en otro alguno, de falta de valor cívico.

Los mismos que, desafiando dificultades, hemos dicho sí a la reforma política y a la Constitución, reclamamos un Gobierno digno de este nombre, que no convierta la reforma en una inmensa frustración. Si continúa deteriorándose el orden público, la escalada del terrorismo y una guerra revolucionaria sin réplica adecuada, nada podrá consolidarse. Si sigue la desconfianza generalizada destruyendo el espíritu de inversión y de ahorro, nada podrá hacerse para asegurar el futuro.

En mis dos intervenciones, el pasado día 8, en el Congreso de los Diputados, señalé claramente que la política que se estaba siguiendo con los mandos de la Policía Armada y con una institución tan respetable como la Guardia Civil no podía menos de crear problemas serios, que afectarían a las propias Fuerzas Armadas. El tiempo, esta vez muy breve, ha confirmado estos temores.

El documento del ministro de Defensa, quitando importancia a ETA y enjuiciando (en un documento dirigido a militares) a grupos políticos y a órganos de expresión, ha hecho inevitable la polémica política en reuniones que no tenían precedente en nuestra organización militar, y pienso que en la de ningún país. La división de pareceres era inevitable y se ha producido en términos que sólo cabe lamentar.

Lo cierto es que el ministro de Defensa y el del Interior tienen una responsabilidad directa en todo ello y, por supuesto, todo el Gobierno colectivamente.

Los Ejércitos son, efectivamente, una de las columnas básicas del Estado. No se pueden tratar de modo ligero y partidista. Invitar (como parece hacer el final de su editorial) a una nueva purga es, evidentemente, jugar con fuego.

Nunca he medido tanto mis palabras como en estos días difíciles; las he meditado y escrito antes de pronunciarlas. Pero la seriedad de los acontecimientos obliga a hablar a los representantes del pueblo, aun a sabiendas de los disgustos que cuesta decir la verdad.

Secretario general de A P

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