Defensa y el INI, hacia una reestructuración de la industria de armamento
Según los datos y opiniones obtenidos, la industria y el comercio armamentistas españoles necesitan de un impulso inteligente y firme por parte del Gobierno, a la par que se fijen con claridad las reglas a seguir, de forma que no se resienta la economía de este sector, sino al contrario, y se eviten las transacciones comerciales ilegales o políticamente conflictivas. Informa Jesús de las Heras.
El pasado día 13 altos mandos militares y directivos de las empresas del INI, cuya producción está relacionada con la defensa nacional, se reunieron para tratar del pasado, del presente y del futuro de esta industria (véase EL PAIS 14-XI-78A).La nota de prensa facilitada hacía alusión, entre otras cosas, a los siguientes puntos: necesidad de una reestructuración para lograr una dotación a las Fuerzas Armadas del material más idóneo en calidad, cantidad y oportunidad; necesidad de una coordinación entre Defensa y el INI para establecer unos programas consecuentes con la producción por parte de Defensa; y necesidad de agilizar los trámites administrativos para no aumentar las cargas. que suponen los retrasos en los pedidos.
Gastos de financiación igual a sesenta carros de combate
Al margen de la polvareda levantada por los incidentes ocurridos en relación con actividades de presunto tráfico ilegal, y al margen de la conflictividad suscitada por el comercio armamentista con países de régimen político atentatorio contra los derechos humanos -cuestiones ambas a clarificar-, el problema de nuestra industria y, consecuenteménte, de, nuestro comercio de armamento, reside en su propia naturaleza, de tecnología poco desarrollada.
La industria española en este Campo es, hoy por hoy, incapaz de producir material sofisticado, aun a pesar de que se estén realizando importantes investigaciones en algunos aspectos. Al parecer, una de las principales fuerzas que inducirían hacia el despegue de este desarrollo es el que las Fuerzas Armadas hagan fuertes pedidos a nuestras empresas. Si se cuenta con estos pedidos se tiene una base sólida para ampliar una producción que pueda generar más exportácíón y, lo que es más importante, lograr una superación tecnológica. Este empuje, dentro de una programación coordinada entre Defensa y el sector industrial, es clave para una potencialización.
De la reunión del INI parece que salió la idea de reforzar el cometido de la Dirección General de Armamento, del Ministerio de Defensa, así como el esfuerzo por parte del INI para reforlar esta industria.
En este contexto, el deseo expresado por el ministro de Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado, en la anteriormente citada reunión en el INI, de que se agilicen los trámites administrativos y financieros, puede ser también una pieza clave en el asunto.
Según algunas fuentes consultadas, el ministro de Defensa, con tales palabras, «ha lanzado un reto». La ley de Contratos del Estado, por la que se rigen, entre otras, las operaciones de compra de armamento por parte de nuestras Fuerzas Armadas a las industriás nacionales, fijan unas normas que, al parecer, «se burocratizan excesivamente, dando origen a un importante incremento en los costos; este incremento se suele concretar en gastos de financiación que sólo benefician a sectores privados en contra del presupuesto estatal».
Parece no caber duda en cuanto al hecho de que, si se consigue dicha agilización, la inversión en material de defensa sería menos costosa, lo cual permitiría al Ministerio de Defensa abordar programas de pedidos más amplios. Dichos gastos de financiación, según los datos obtenidos de fuentes solventes, vienen a suponer un 10% del total.
Teniendo en cuenta que las compras realizadas por nuestras Fuerzas Armadas en 1977, dentro de nuestra industrial de material de defensa, ascendieron a 38.000 millones de pesetas, los gastos de financiación habrían supuesto 3.800 millones de pesetas. Con ese dinero, hipotéticamente perdido en financiación, se podría haber comprado una buena partida de material. Cómo dato comparativo puede tenerse en cuenta el siguiente: con ese dinero se podrían comprar alrededor de sesenta carros de combate AMX-30, a su precio en el mercado internacional, y dicho número de carros de combate es igual a la producción anual de los mismos que consigue actualmente la empresa nacional Santa Bárbara en su planta de fabricación de Sevilla.
Paradojas
Algunas fuentes oficiosas de carácter militar señalan que es numeroso el material que se fabrica en España con patente extranjera. Los sectores comerciales y ministeriales consultados estiman, por el contrario, que el material fabricado con patente extranjera supone sólo una pequeña parte. La escasez de datos oficiales hace que sea prácticamente imposible establecer una estimación correcta.
Por otra parte, la ausencia casi total, no sólo de lo adquirido por nuestras Fuerzas Armadas, sino de la importación, por completo, deja otra parcela en la oscuridad. Existe, al parecer, un antiguo proyecto de crear una Junta de Importación de Armamento, que fuese respecto a la importación, lo que es a la exportación la Junta de Exportación de Armamento. Se contaría así con una JEA y una JIA. El proyecto no se ha llevado a cabo. De materializarse, habría que pensar también si sería conveniente un control parlamentario de la importación de armas.
En cualquier caso, en el comercio de patentes subsisten paradojas como la de que, hoy día, y desde el año cincuenta, sea fabricado por los alemanes nuestro fusil de asalto Cetme 7,62, en el modelo alemán HK. Aquel año nuestro fusil empezaba a ser fabricado en serie y obtuvo un premio europeo en su tipo. Los alemanes nos solicitaron un fuerte pedido. No pudimos abastecerlo. Nos compraron la patente y fueron ellos quienes lo empezaron a exportar.
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