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Los socialistas italianos amenazan con retirarse de la mayoría

Juan Arias

Hoy tienen lugar las elecciones regionales en la región de Trento y Alto Adigio. Aunque se trata de una zona más bien atípica, donde las listas locales tienen gran fuerza y donde, como en Trento, la Democracia Cristiana (DC) tuvo siempre la mayoría absoluta, estas elecciones se consideran un test importante en el momento político que está viviendo Italia. Durante la campaña electoral, el líder socialista Bettino Craxi amenazó con abandonar la mayoría.En la campaña electoral participaron los principales líderes políticos, cómo Benigno Zaccagnini, secretario general de la DC; Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista italiano (PCI), y Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista (PSI). La mayor sorpresa fue la amenaza del secretario general del PSI de «salirse de la mayoría si no cambia inmediatamente su línea». La amenaza de Craxi sorprendió más porque en este último período los socialistas habían sido los más moderados en los ataques al Gobierno, por temor a provocar una crisis.

Los observadores han interpretado este ataque de Craxi como un síntoma de que el Gobierno que preside Giulio Andreotti está irremediablemente condenado a muerte. En este caso, los socialistas no quieren quedarse atrás, y aun a costa de jugarse las elecciones europeas si hubiese que convocar elecciones generales anticipadas, no quieren quedarse fuera del juego y dejar a los comunistas el mérito de haber hecho caer el Gobierno.

Craxi fue muy duro contra la DC, pero también contra Berlinguer, a quien acusó de olvidarse que el secretario del PSI tiene «un nombre y un apellido, y no se llama un cierto compañero socialista», como lo había definido el secretario del PCI.

Al ataque de Craxi respondió Zaceagniní recordando que no se puede tocar la actual forma de Gobierno «sin el consenso del electorado», y que la colaboración con el PCI debe mantenerse en el ámbito del Parlamento, como había deseado Aldo Moro, y no más allá. Pero Zaccagnini dijo también que la colaboración con los comunistas será indispensable para «vencer la situación de emergencia», sobre todo en el campo económico, y que la única «alternativa a esta situación es una política autoritaria».

El PCI, con el Gobierno

Pero, al mismo tiempo, los comunistas cada día aparecen más inclinados a la oposición que al apoyo al Gobierno. El último gesto con sabor de oposición fue una nota de la secretaría del partido en la cual se hace público que el PCI «no tomará parte en los encuentros entre los partidos de la mayoría para los nombramientos en los bancos, en los entes e instituciones públicas» y han amenazado con proponer un debate parlamentario sobre toda la política industrial del Gobierno,En este clima de tensión, parece una quijotada la iniciativa creada ayer por uno de los dirigentes más escuchados de la Nueva Izquierda parlamentaria, Lucio Magri, y del prestigioso economista Claudio Napoleni, de abrir un centro de estudio para buscar una solución a la crisis de la izquierda italiana. Se trata, según Magri, de crear un programa común de toda la izquierda, posiblemente con la invención de un «tercer camino» hacia el socialismo. Estos líderes de la Nueva Izquierda pusieron en guardia contra el peligro de que la DC debilite al PCI y de que el PSI se convierta a una política liberal-burguesa, sólo por diferenciarse del PCI y ganar nuevos votos.

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