La falta de un plan general actualizado y la especulación, culpables de la situación urbanística
Dentro del problema que supone el urbanismo de Madrid, cabe incluir desde el mal equipamiento que sufren muchas zonas de la ciudad, hasta esos escandalosos restos de 30.000,chabolas y 20.000 infraviviendas. El exceso de edificación, la falta de protección sufrida por conjuntos histórico-artísticos -y la ciudad en general- y la especulación, son las pesadillas cotidianas de todos los que viven en esta ciudad.Las medidas tomadas desde la Administración para hacer frente a los ataques que sufre la ciudad no han sido suficientes, según demuestra el simple hecho de que el monstruo urbanístico madrileño crece día a día.
Sin embargo, durante los últimos tiempos, los organismos locales han empezado a estar dirigidos por gentes que, cuando menos, han manifestado verbalmente su disconformidad con la situación existente y la necesidad de tomar unas medidas globales capaces de impedir el crecimiento del monstruo. No obstante, de momento, esas manifestaciones no han acabado de plasmarse en algo concreto, y tanto desde partidos políticos como desde el movimiento ciudadano, aumentan las protestas y exigencias hacia estos hombres, que aparecen como responsables actuales de un mal endémico de esta ciudad.
Está claro que construir 15.000 viviendas no son suficientes para conseguir alojamientos dignos para los madrileños. Está más claro aún que llorar por la ausencia de un plan general actualizado para Madrid no es una medida concreta y efectiva. Los medios y medidas están en manos de los actuales dirigentes locales y estatales. Ellos son los únicos que pueden hacer ese plan general y evitar el crecimiento descontrolado de la ciudad.
EL PAIS ha querido, por ello, conocer las opiniones de algunos de estos responsables. Luis Laorden, delegado provincial de Urbanismo; Manuel Díaz, director del Instituto Nacional de la Vivienda; Carlos Conde-Duque, gerente de COPLACO y Bernardo Ynzenga, director general de Urbanismo. A todos ellos se les pidió que explicasen cuál son, a su entender, los mayores problemas urbanísticos que presenta Madrid; qué soluciones aplicarían, y que hicieran un enjuiciamiento de su labor desde su llegada al puesto que actualmente ocupan.
LUIS LAORDEN
"Las soluciones dependen de COPLACO"
«Para mí -respondió-, los mayores problemas urbanísticos de Madrid residen, por un lado, en la falta de un plan general actualizado y, por otro, en la necesidad de que la preparación de este plan no suponga una paralización de la actividad inmobiliaria. Creo que Madrid, si tiene alguna suerte en el tema del urbanismo, es la posibilidad de tomar como modelo lo que ha pasado en otras ciudades. Como ejemplo pongo a Barcelona y el llamado Plan Comarcal. Para nosotros, esto tiene dos lecciones: el proceso de tramitación definitiva de la revisión de un plan general es un trámite largo, que dura años; la segunda lección es que durante la tramitación hay que tomar medidas de suspensión de licencias y de enfrentarse a los intereses privados. Todo ello lleva, necesariamente, a discusiones largas y difíciles, que producen un alto coste a la colectividad. El exceso de regulación trae el peligro de paralizar el desarrollo de las zonas no calificadas como suelo urbano. El desafío último del urbanismo es que éste sea operacional.
En cuanto a las soluciones que aplicaría -prosigue el delegado-, creo que éstas dependen de COPLACO, que para eso se ha constituido este organismo. La solución deben estudiarla con los ejemplos próximos que tenemos.
Respecto a mi actuación, más que una crítica, quiero expresar un sentimiento. Llevo dos meses en el cargo y la situación es que se ha desarrollado mi actividad con una gran escasez de recursos para atender al gran problema de vivienda que tiene Madrid. Esto me hace ser más exigente con la administración del patrimonio actual y en, el establecimiento de prioridades.»
MANUEL DIAZ
"Falta una política de ordenación territorial"
«Los problemas del urbanismo madrileño son los que se vetan venir de un movimiento migratorio de gran dimensión y de la falta de una política de ordenación territorial. Todos estos problemas se han visto agravados por los movimientos especulativos de la posguerra.
Como soluciones inmediatas, creo que hay que finalizar el plan general de Madrid, con el compromiso de que éste sea cumplido por todos los ciudadanos. »
«El Instituto Nacional de la Vivienda -concluye- ha respetado todos los condicionamientos urbanísticos, aunque es consciente de que siempre ha forzado al máximo los volúmenes edificables para poder alojar al mayor número de familias posible.»
CARLOS CONDE-DUQUE:
"Hay que contar con la participación pública"
«Lo más negativo del urbanismo madrileño es la existencia de una densidad de población más alta de lo deseable, que se traduce, por tanto, en hacinamiento problemas de tráfico, contaminación, etcétera. Hay que añadir además la falta de zonas verdes.
Para resolver y frenar estos problemas, hay que hacer cumplir el planeamiento vigente. Los planes que se aprueben en el futuro deben ajustarse al equipamiento y densidad fijados por la ley del Suelo.
Desde mi puesto he propugna do una política de suelo que tien da a bajar la alta concentración y que tenga mayores zonas verdes y equipamiento, situando el crecirniento de Madrid en un entorno provincial para que sea más equilibrado. Para ello hemos contado con la participación pública, que ha resultado muy positiva.»
BERNARDO YNZENGA:
"Demasiada especulación"
«Madrid presenta agudizados los problemas propios de las grandes metrópolis, cuyo ritmo de crecimiento ha ido muy por delante de la inversión, equipamiento y gestión urbana.. En el caso de Madrid, los problemas se han agravado por la fuerte elevación de precios de suelo debida a inversiones especulativas. Los resultados, en síntesis, son: elevada densidad, subdotación y déficit en los barrios de viviendas, fuertes desequilibrios en la organización de la ciudad y en la relación entre lugares de residencia, trabajo, servicio y ocio; rápido proceso de congestión, transformación, degradación del centro y del patrimonio urbano.
Las soluciones deben enmarcarse en un proceso de participación pública y transparencia de mocrática, tanto en el planeamiento como en su ejecución. La creación de los equipamientos que faltan y la reordenación de la estructura exigen realizar inversiones mayores de las que serían necesarias si, en su día, se hubiese garantizado el adecuado cumplimiento de las obligaciones urbanísticas. Esto a su vez exige reforzar las finanzas municipales, incluso mediante la utilización local de fuentes fiscales, como el impuesto sobre el patrimonio. En el caso de Madrid, las soluciones deben también incluir: su integración con esquemas más amplios de ordenación del territorio, la delimitación de su ámbito de planeamiento, y en la escala contraria, la resolución, clara y decidida, de los problemas del núcleo o centro de la ciudad, ya que éste, aparte de sus problemas específicos, refleja y condiciona los generales.
La Dirección General de Urbanismo no tiene competencias directas en el municipio de la provincia de Madrid, por tanto se ha contribuido sólo a través de los reglamentos de planeamiento, instrucciones, criterios, etcétera, que, a nivel de Estado, se ha producido para abordar los problemas de especulación, mejorar los niveles de planeamiento y gestión, fomentar el acercamiento de las decisiones a los ciudadanos y procurar un planeamiento urbanístico que responda a los intereses de la colectividad y no a intereses de grupo.»
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