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Visita de los Reyes a Ciudad Real

Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía comenzaron ayer una visita oficial de dos días a Ciudad Real, acompañados por el ministro de la Presidencia, José Manuel Otero, y altos cargos de la Casa del Rey.Tras los honores militares y la recepción oficial del alcalde de Ciudad Real, los Reyes se dirigieron a pie hasta el edificio del Ayuntamiento, y saludaron a numerosas personas de entre las que se encontraban a ambos lados del recorrido para darles la bienvenida.

El alcalde, señor Ruiz Lorente, agradeció a los Reyes la visita a la capital y su provincia, y puso de manifiesto que los tres principales problemas que afectan a Ciudad Real son la construcción de un paso elevado en la carretera de Puertollano, la creación de una Universidad y la ejecución de un plan para la ampliación del abastecimiento de agua a la ciudad.

Contestó don Juan Carlos con un discurso dedicado, casi en su totalidad, a hacer un cántico a La Mancha. «Todo lo necesitan, y lo merecen, Ciudad Real y sus tierras. Antaño fueron las calzadas romanas, que aún nos marcan el sentido de la comunicación: las cañadas, ventas y molinos que encendieron la fantasía de Cervantes. Hoy el progreso nos abre nuevas vías, y por ellas caminaremos, desfaciendo de paso cuantos entuertos se nos quieran oponer.»

«Porque don Quijote no morirá jamás. Gracias a su figura, que es a la vez de alma y de carne y hueso, la seca Mancha de los siglos pasados resumió ante el mundo la imagen de todos los heroísmos.»

Finalizados los actos en el Ayuntamiento, los Monarcas visitaron el nuevo hospital provincial, cuyas obras importan más de quinientos millones de pesetas.

Posteriormente, el Rey se reunió con los parlamentarios de la provincia. Blas Camacho, de UCD, le expuso los principales problemas de la misma, y Miguel Angel Martínez, del PSOE, destacó el problema del paro, que calificó de angustioso, y el de la emigración. Por su parte, el presidente de la Diputación, señor Sánchez Maroto, habló de la apurada situación de muchos pequeños terratenientes, cuyas tierras no producen lo necesario para subsistir.

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