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La "cumbre" de Bagdad se abre bajo el signo de la moderación

La cumbre de Bagdad, abierta bajo la presidencia del dirigente iraquí Hassan el Bakr, intenta contrarrestar la crisis creada en el mundo árabe por los acuerdos de Camp David, sin que ello entrañe una ruptura total con el régimen de Sadat.Con las ausencias notables de los reyes Jaled, de Arabia Saudita, y Hassan II, de Marruecos, y el presidente argelino, Huari Bumedian, los participantes tratan de llegar a un compromiso para reforzar políticamente la unidad árabe, consolidar el frente sirio y reivindicar los derechos del pueblo palestino.

El presidente iraquí abrió anoche la cumbre árabe pronunciando un discurso de corte conciliador, en el que pidió a los demás jefes de Estado respalden una estrategia capaz de bloquear las «maquinaciones del imperialismo», pero no se refirió a una eventual expulsión de Egipto de la Liga Arabe, tal y como reclama el Frente de la Firmeza, integrado por Argelia, Libia, Siria y Yemen del Sur.

Gran ofensiva

En opinión de Hassan el Bakr, la nación árabe debe llevar a cabo una «ofensiva de gran envergadura» para contrarrestar las iniciativas de El Cairo y Tel Aviv, en los órdenes político, económico y militar.Para ello, el dirigente iraquí recordó que será necesario crear un fondo de ayuda a los países de la «Iínea del frente» y consolidar el frente sirio-jordano. En cuanto a la ruptura de relaciones con Egipto, el presidente de Irak considera que tal decisión debe proceder de un análisis serio de la situación y adoptarla en caso extremo únicamente.

Si, con referencia a los acuerdos de Camp David, los iraquíes estiman que deben ser rechazados en su totalidad, en lo que se refiere a romper relaciones con el régimen de Sadat, Bagdad prefiere emplear el término de «boicot económico y político», que habría de ser tomado tras la firma del tratado de paz egipcio-israelí.

La representación de Arabia Saudita, encabezada por el príncipe heredero Falid, opina, por el contrario, que si Camp David es inaceptable para un arreglo global del conflicto de Oriente Próximo, los acuerdos no pueden condenarse en su totalidad, a la vez qué debe felicitarse a Estados Unidos por los esfuerzos realizados en busca de la paz.

Ante esa disparidad de opiniones es dudoso que la cumbre rebase la simple elaboración de los medios de acción política y militar que han reclamado la mayoría de los ministros y, en todo caso, parece estar descartado que se cumpla la ruptura con Egipto que, según Argelia, sería tan sólo la «condición mínima» necesaria a la estabilización del mundo árabe.

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