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Comenzó el juicio contra Cesarsky por la muerte de Arturo Ruiz

En la mañana de ayer comenzó la vista del juicio contra Jorge Cesarsky, súbdito argentino acusado en relación con la muerte del joven Arturo Ruiz el 23 de enero de 1977, cuando la víctima participaba en una manifestación pro amnistía. La acusación sostiene que el asesino utilizó la pistola que habla arrebatado a Cesarsky, mientras la defensa insiste en que el acusado no portaba ningún arma de fuego.

El fiscal solicitó que Cesarsky sea condenado a diecisiete años de reclusión y otros cuatro de prisión, por sendos delitos de atentado a la seguridad del Estado con resultado de muerte y otro de tenencia ilícita de armas con agravante de reiteración, y el acusador particular añade las agravantes de premeditación y alevosía, lo que eleva las penas a veintiséis y seis años, respectivamente.Según las conclusiones del fiscal, Cesarsky se reunió con amigos de su misma ideología el día anterior a la manifestación, y comentaron que iba a ser muy violenta, por lo que debería ir armado quien acudiese a ella. El acusado decidió asistir para intervenir contra los manifestantes si era necesario.

Cesarsky y el grupo que le acompañaba se encontraron en la mañana del día 23 con un grupo de manifestantes, entre los que estaba Arturo Ruiz, que huyeron al advertir que Cesarsky y su grupo les hacía frente. Sólo se quedaron Arturo Ruiz y una chica, a la que amenazaron el acusado y el presunto asesino en rebeldía, José Ignacio Fernández Guaza. Arturo Ruiz salió en su defensa, pero huyó junto a la atacada cuando Cesarsky saco su pistola e hizo disparos al aire. En este momento el asesino le arrebató la pistola y disparó.

El defensor, por el contrario, sostuvo que Cesarsky sólo era portador de un detonador, que utilizó para disuadir a Arturo Ruiz cuando éste amenazaba con dos piedras a Fernández Guaza, que se había enfrentado con la chica. Por no llevar arma mortal alguna, el acusado debería ser absuelto, según su defensor.

En el interrogatorio, el acusado confirmó la versión del detonador, aunque dijo no conocer a Arturo Ruiz y dijo que casi todo lo que declaró al juez instructor en noviembre de 1977 era falso, porque lo hizo por salir de la cárcel, en la que temía por su vida, por haber sido amenazado por la Copel.

Afirmó también que después de los hechos se dirigió a la oficina del servicio de información sito en la calle del Rey Francisco, para entregar las matrículas de varios coches que «dirigían la guerrilla urbana». Uno de los testigos de la acusación, el funcionario de policía Antonio de Lama, declaró después que al llegar a esta oficina, en la que él se hallaba de guardia, Cesarsky mostró una pistola, de la que se le cayó una bala de calibre corto.

Entre los testigos figuran también José Fernández Cerrá y Gloria Herguedas, también procesados en el sumario Atocha, y Mariano Sánchez Covisa. El juicio continuará hoy por la mañana.

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