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La importación de futbol crea problemas en varios países

La posibilidad de una nueva regulación en la entrada de futbolistas extranjeros es tema que está en la calle. Se trata de una cuestión delicada, en la que intereses deportivos se mezclan con normas laborales y de Derecho internacional. Al respecto, distintos países han llegado a soluciones muy diferentes. El Consejo de Superior de Deportes (CSD) se propone poner en práctica una solución drástica, inadmisible desde el punto de vista del Derecho laboral.

La problemática de la importación de jugadores es muy distinta de unos países a otros. En general, se puede hablar de exportadores e importadores, y cabe afirmar rotundamente que España se encuentra entre éstos. Hasta tal punto ha llevado esta condición, que en la actualidad militan en España más de trescientos futbolistas profesionales venidos de fuera. Si se piensa que el número total de futbolistas profesionales en España es de 2.000 se comprenderá que se trata de un sector en el que el porcentaje de inmigrantes es muy superior al de cualquier otro. Esto crea problemas para los trabajadores del fútbol españoles -la expresión no debe espantar, pues la gran mayoría de los futbolistas no son millonarios, sino trabajadores de ingresos nada brillantes-, pero, este problema nunca ha preocupado lo más mínimo a la Federación ni al CSD, que dejan a los futbolistas abandonados a su propia suerte. Lo que les preocupa es el daño deportivo que sufre el fútbol español por esa excesiva presencia de extranjeros, que limita las oportunidades de los jóvenes jugadores y debilita la selección española. Tanto la Federación como el CSD buscan en buenos resultados de la selección la tapadera para su torpe gestión, y de ahí que este ángulo les preocupe.

Solución inadmisible

Para el comienzo de la temporada 79-80, la próxima, está prevista la entrada en vigor de una norma que tiende a solucionar este problema; la solución concebida por los máximos mandatarios del deporte español habla por sí misma de su concepto del Derecho laboral. Se pretende que al comienzo de la próxima temporada ningún equipo. Pueda contar con más de dos jugadores no seleccionables. En esta.condición están tanto los extranjeros como los nacionalizados que jugaron en la selección de su país de origen. Actualmente, casi todos los equipos tienen más de dos jugadores no seleccionables, porque han sido muchos los suramericanos que se han nacionalizado en el fútbol español, buena parte de los cuales fueron internacionales en sus países de origen. Se puede hablar, por citar ejemplos conocidos, de Wolff y Guerini, en el Madrid; de Ayala, en el Atlético, de Kempes, en el Valencia. La imposición de esta norma vulnera los derechos adquiridos de muchos hombres, cierra las puertas de su profesión a ciudadanos españoles.

La solución inglesa

En general, la problemática de este tipo plantea un enfrentamiento entre la legislación laboral y los intereses deportivos. Al respecto es interesante recordar el caso de Italia, país que ha mantenido desde hace años cerrado el paso a los futbolistas extranjeros. Los restantes países miembros de la CEE impugnaron esta medida por considerarla contraria a la libre circulación de trabajadores entre los países miembros. La corte de justicia de la CEE se declaró incompetente para imponer la norma laboral establecida por este organismo a una norma deportiva de un país miembro. No obstante, Italia está dispuesta a aceptar la entrada de extranjeros a partir de la próxima temporada; lo que no se sabe aún es bajo qué condiciones.Inglaterra no tenía, hasta ahora, control alguno sobre la entrada de extranjeros, porque no se había planteado tal necesidad. Por la fuerza de la tradición, aquel país hasta ahora no había dado muestras de gran interés por la contratación de extranjeros. Pero a raíz del último mundial, para el que no se clasificó Inglaterra, sus clubs comenzaron a fichar extranjeros. Eso hizo que repentinamente y ante las oleadas de protesta que ello levantó se prohibiera la importación provisionalmente, hasta que se decidió permitir sólo la entrada de hombres de contrastada categoría, que pueden enriquecer el espectáculo y crear afición. Parece una solución válida. Francia, Alemania y Bélgica son otros países importadores que no imponen restricciones, pero en ninguno de ellos se ha llegado a la situación que vive España, con ese elevado porcentaje de jugadores venidos de fuera. El barato mercado suramericano, que ofrece la posibilidad de la rápida nacionalización del jugador, más el hecho de que en España se haya cultivado siempre más el espectáculo que la práctica del deporte, han llevado a la situación actual, en nada comparable a la de los otros países importadores. La solución de un cierre a cal y canto de fronteras, contrana mucho con el deseo de España de integrarse en la CEE. La fórmula de los dos no seleccionables vulnera los derechos adquiridos. Lo más recomendable parece recurrir a la solución inglesa y esperar que pasen unos años, en los que el porcentaje de extranjeros en el fútbol español baje por sí mismo.

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