Brusca interrupción de las conversaciones de paz entre Egipto e Israel
La repentina e inesperada interrupción de las conversaciones de paz entre Israel y Egipto y el regreso a Tel-Aviv, para consultar con su Gobierno, de los dos principales miembros de la delegación israelí indican la existencia de una seria crisis en las negociaciones de la Blair House, lo que sigue siendo negado por la Administración Carter.
El sorprendente anuncio de que Moshe Dayan y Ezer Weizman, ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, respectivamente, abandonaban Washington con destino a Israel el sábado fue hecho por el propio Dayan sólo unas horas después de que el portavoz oficial de la conferencia, George Sherman, hubiese revelado la existencia de un segundo proyecto de tratado de paz redactado por Estados Unidos.Aunque el Gobierno norteamericano no ocultó su «consternación» por la repentina interrupción de las conversaciones tripartitas de la Blair House, la postura oficial fue el negarse a reconocer la existencia de una crisis y calificar el viaje de Dayan y Weizman como algo rutinario. Los portavoces estadounidenses se apresuraron a explicar que las negociaciones continuarán a mediados de la próxima semana.
Moshe Dayan, que había hablado de «dificultades» en varias ocasiones durante esta semana, justificó su viaje a Israel diciendo que las delegaciones no tienen autoridad para tomar ciertas decisiones y que se necesitaba la presencia de los jefes de Estado para llegar a un acuerdo en ciertos temas. El ministro israelí se mostró relativamente optimista cuando dijo estar convencido de que las dos partes desean la paz, y opinó que, «aunque nos lleve tiempo, confío en que podremos resolver esta situación».
Disensiones internas israelíes
Las consultas que Dayan y Weizman realizaran en Tel Aviv, no sólo versarán sobre los nueve días de conversaciones tripartitas, sino también sobre el segundo borrador de tratado de paz presentado por el Gobierno norteamericano. Rumores no confirmados, pero bastante verosímiles, hablan de discrepancias crecientes en el seno del Gabinete israelí y entre los propios Dayan y Weizman y el primer ministro, Begin. El regreso a Israel de los jefes de la delegación negociadora estaría destinado también, por consiguiente, a la búsqueda de cierto grado de «consenso» entre los israelíes que permita la continuación de las conversaciones.
Aparte de las dificultades internas israelíes, parece evidente que la principal causa del impasse en que se encuentran las conversaciones de la Blair House es el desacuerdo sobre la vinculación entre el futuro tratado de paz y el resto del conflicto de Oriente Próximo. Mientras que Egipto pretende que el tratado bilateral con Israel contenga algún tipo de promesa por escrito sobre la retirada de Cisjordania y Gaza, los israelíes sostienen que se trata de dos cosas distintas e independientes.
Por otra parte, la delegación israelí quiere que apenas comience la retirada de la península del Sinaí se establezcan relaciones diplomáticas plenas entre Tel-Aviv y El Cairo. Los egipcios, temerosos de la reacción del mundo árabe, prefieren una normalización gradual de las relaciones con su antiguo enemigo.
Mientras estas dificultades siguen sin resolverse y las conversaciones de la Blair House se ven paralizadas por el viaje de Dayan y Weizman, ambas partes presentan sus peticiones al Gobierno norteamericano. Egipto quiere comprar ochocientos transportes de tropas y un número indeterminado de tanques, además de los aviones de caza F-5. Israel que recibe mil millones de dólares al año en ayuda militar de Estados Unidos, quiere verla aumentada en un 50% y que los norteamericanos corran con los gastos de construcción de dos bases aéreas en el desierto del Neguev. Esto supone nuevas dificultades en las conversaciones tripartitas, que los más optimistas estiman ahora que durarán por lo menos otras dos semanas más.
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