Solución transitoria a la crisis belga
La crisis política belga encuentra una salida, provisional, con la formación de un Gobierno de transición, presidido por el socialcristiano Paul Vanden Boeynants, de 58 años. La principal tarea del nuevo Gobierno, cuya única novedad en el reparto de carteras es la salida del anterior primer ministro, Leo Tindemans, será preparar una reforma de la Constitución que permita aplicar jurídicamente la nueva estructura regional del Estado belga.Se espera que el actual Gobierno disuelva las Cámaras dentro de las semanas y convoque elecciones legislativas anticipadas para mediados de diciembre.
«Se trata, ante todo, de evitar un vacío del poder», declaró Vanden Boeynants, lamentándose de no haber logrado eludir la próxima convocatoria de elecciones. Horas después de su formación, el nuevo Gobierno se reunió para tratar una serie de medidas destinadas a temas económicos.
El interrogante sobre el nuevo Gobierno se centra en qué artículos de la Constitución serán necesarios revisar para poder aplicar lo «pactos lingüísticos».
Hay que recordar que el anterio Gobierno cayó por la postura de potente Partido Socialcristiano flamenco (CVP), que no aceptó u regionalismo a «tres» (Flandes, La Valonia y la aglomeración de Bruselas), a pesar de haber sido pactado entre los partidos de la anterior -y actual- coalición gubernamental- los socialcristianos y socialistas -en sus dos versiones lingüísticas- y los regionalista flamencos de la Volskunie y lo francófonos bruselenses del FDF.
El CVP, formación a la que pertenece el ex primer ministro Tindemans, provoca la salida actual con nueva cita ante las urnas, con la esperanza de reforzar su posición política en Flandes.
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