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Italia necesitaba una alternativa de Gobierno, según declaraciones póstumas de Aldo Moro

Juan Arias

Veintiocho días antes de su secuestro, Aldo Moro estaba convencido de que la Democracia Cristiana ni podía ni debía seguir monopolizando el poder en Italia, y que era necesaria una alternativa de Gobierno, según una entrevista póstuma y «off the record» publicada ayer por el director del diario La Repubblica, Eugenio Scalfari.

Si los comunistas no habían logrado ser una alternativa de poder en Italia, dice Moro, es porque «se dieron cuenta demasiado tarde del duro precio que debían pagar para alcanzarlo». Moro estaba en contra del compromiso histórico de Berlinguer porque no juzgaba oportuna esta fórmula para Italia.Eugenio Scalfari, después de dos horas de conversación con Moro, veintiocho días antes de su secuestro, le había prometido no publicar sus apuntes. En vísperas del debate parlamentario Scalfari ha pensado que seria una «traición» no hacerlo. Según Scalfari, que se había encontrado con Moro después de diez años de «enfrentamiento político y personal», Moro le había dicho que «una democracia verdadera no puede vivir sin oposición», pero estaba de acuerdo con Berlinguer que hoy en Italia ni la DC ni el PCI, y él añadió «ni el PSI», pueden estar en la oposición.»

La estrategia de Moro era que los comunistas entrasen en seguida «a gobernar junto con la DC y las demás fuerzas democráticas» y que después de un período de gobierno con los comunistas en el cual «cada uno habrá dado al país prueba de sus propias responsabilidades», se podría abrir una nueva fase: «la alternativa de Gobierno».

El presidente de la DC estaba convencido, según Scalfari, que hoy el Partido Comunista italiano no estaba aún preparado «para gobernar solo», pero añadió que para algunos de sus compañeros de partido esto les iba muy bien porque era una buena excusa para la pereza y para el uso personal.

Por otra parte, el presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, está realizando una serie de coloquios con los líderes políticos que apoyan su gabinete. El primer encuentro fue con Enrico Berlinguer, secretario general del PCI. Berlinguer dijo a la prensa que había hablado con Andreotti del problema del terrorismo y también de su viaje a Moscú y Belgrado. No habló de su encuentro con Marchais en París.

Los observadores piensan que Andreotti está muy preocupado ante el próximo debate sobre el «caso Moro» en el Parlamento, el cual podría poner en crisis su Gobierno, sobre todo después de las tensiones que existen entre los socialistas y republicanos.

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