_
_
_
_
Reportaje:

Los bingos madrileños sufrieron en un año multas por valor de treinta millones

En la actualidad y después de la denegación de las veinte prórrogas existen en Madrid 54 bingos autorizados y otros cuatro en situación especial, ya que se estudia si han subsanado diversas deficiencias encontradas por los inspectores de la Brigada del Juego. Este número, sin embargo, no es definitivo, ya que el pasado mes de septiembre y ante la concesión por parte de la Administración de ochenta nuevos bingos para toda España se recibieron en el Gobierno Civil de Madrid treinta peticiones de apertura, de las que hasta el momento han sido aprobadas dieciséis.«Este crecimiento del número de bingos no es extraño. Y eso que en Madrid se han levantado durante esos quince meses más expedientes que en otras partes de España. Ese es uno de los puntos que nos preocupa y por el que los 125 propietarios de bingos inscritos en nuestra asociación, de los quinientos existentes, hemos solicitado insistentemente la aparición del reglamento definitivo, que no dejará la sanción de las faltas al subjetivismo de los gobernadores. Un reglamento que tipificara las faltas y propusiera las multas correspondientes, que diera un criterio único para todas las provincias y que hiciera el juego más fácil», manifestó Jorge Arqué, presidente de la Asociación Española de Salas de Bingo Autorizadas (AESBA).

A pesar de que el reglamento definitivo no será hecho público hasta dentro de unos días, los propietarios de bingos experimentaron cierta flexibilidad cuando Jesús Sancho Rof, subsecretario del Ministerio del Interior, ocupó la presidencia de la Comisión Nacional del Juego. «Debieron dar unas órdenes internas porque a partir de ese momento faltas que antes consideraban como graves, por ejemplo el enlace de series en una partida, quedaron admitidas en algunos sitios», informó el señor Arqué.

Los propietarios de bingos ante esta situación presentaron 35 modificaciones al reglamento «prácticamente a todos los artículos, y que van desde la reducción del espacio hábil del jugador, de dos metros cuadrados a uno, con lo que las salas podrían dar cabida al doble de jugadores, hasta el que un jugador con todos los números cubiertos pueda cantar bingo aunque no posea la última cifra cantada. Ante esta petición de los propietarios de bingos para la variación del reglamento, que coincidió con la efectuada por los propietarios de los casinos y por los que buscan nuevas fuentes de ingreso en el juego, el señor Sancho Rof informó:

«Calculamos que los tres reglamentos estén preparados para fin de este mes. Sobre todo hay que perfilar el de las máquinas tragaperras, que vamos a dividir en recreativas, de azar y mixtas. Estas dos últimas tendrían el monopolio del Estado tanto en la fabricación como en la explotación. En principio pensamos que podrían instalarse en casinos, bingos de primera clase y en hoteles de lujo, aunque la ubicación de las máquinas es uno de los temas que se están discutiendo.»

Sobre el tema específico de los bingos el subsecretario del Ministerio del Interior informó que el reglamento tenía que ser variado, aunque en líneas generales se está funcionando bien, «sólo en el mes de agosto, Hacienda recibió doce millones de los bingos y cuatro de los casinos». A pesar de ello el señor Sancho Rof manifestó que sesenta salas no habían recibido permiso para continuar en funcionamiento debido a las faltas que constaban en su expediente.

Demasiadas experiencias negativas

De estas sesenta salas, veinte pertenecían a Madrid. El señor Rosón, gobernador civil, manifestó a EL PAIS que «la negativa para que algunas de estas salas continuaran abiertas, partió de la Comisión Nacional del Juego con la que discrepo, ya que entiendo que los problemas que planteaban algunos de esos bingos eran menores a los que crean otros que están abiertos. Por eso, aunque la comisión tuvo en cuenta la actuación del Gobierno Civil, he pedido que se estudie la reapertura de alguna de las salas a las que no se dio prórroga».La actuación del Gobierno Civil durante estos quince meses afectó a cerca de sesenta salas de las 66 existentes, que sufrieron multas por valor de más de treinta millones de pesetas. Febrero fue el mes en que se impusieron más sanciones, ya que se ordenó el cierre de 49 salas, que fueron multadas con cantidades de medio millón de pesetas.

Posteriormente y al margen de algunas sanciones aisladas, el señor Rosón aplicó otras doce multas el pasado 20 de julio, correspondientes a las inspecciones realizadas entre los meses de marzo a julio, aunque en esta ocasión la cuantía de las multas no llegó en total al millón de pesetas.

«Lo que hago es que cumplo el reglamento. Se mueven cifras muy importantes de dinero en Madrid y ese volumen obliga a mantener unas garantías, pues si no terminaría afectando al público. Las sanciones se han producido con un criterio basado en la importancia práctica del incumplimiento del reglamento. Tiene que haber unas reglas muy claras y una pureza en las entidades a las que se les ha concedido el privilegio de tener un bingo.»

Según el señor Rosón, «en Madrid se han registrado demasiadas experiencias negativas, aunque el bingo está mejor de lo que estaba. De todas formas tiene que ser mejorado y la Administración tiene el deber de que este juego esté claro para todos, incluida la clientela, que ya es específica y permanente. Creo que en Madrid -añadió el señor Rosón- no se han rebasado unos límites graves, y para mí no es motivo de preocupación».

Juan José Rosón manifestó, por último, que «en Madrid puede haber más bingos, aunque yo creo que dentro de un tiempo este juego decrecerá ante el desarrollo de otros juegos. No hay que olvidar que en algunos países es un juego de parroquia».

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_