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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La nueva figura del bibliotecario y de las bibliotecas

Del Cuerpo de Archiveros Bibliotecarios y Arqueólogos. Presidente de la Asociación Española de Amigos de las Bibliotecas

El concepto de biblioteca pública se ha visto modificado en breve tiempo por la explosión de la literatura técnica y científica primero, con sus más de 500.000 libros por año y 110.000 revistas, con dos millones y medio de artículos, donde se publican la mayoría de los avances de la ciencia y de la técnica, por lo que se les llaman, con razón, «mercado de las ideas». En segundo lugar, por la también explosión de la tecnología educativa; las máquinas, dispositivos, aparatos y tratamientos para la búsqueda de información, formación de bases de documentos y procedimientos para su recuperación, los circuitos cerrados, la radio, televisión, magnetófonos, diapositivas, discos, cintas magnéticas, etcétera, que empleados conforme a los tratamientos y técnicas del trabajo intelectual han hecho posible los miles de avances obtenidos rapidísimamente en todos los campos del saber.

La enseñanza, el estudio y el aprendizaje, el know how o el saber cómo, lo enseñan hoy las bibliotecas, convertidas por los dos hechos mencionados en auténticos centros docentes con la auténtica igualdad de oportunidades, en la verdadera universidad de la nación.

Científicos de la información

La biblioteca clásica española, compuesta por un bibliotecario humanista, licenciado en Filosofía y Letras, y un almacén de libros sin clasificar, ordenados, por tamaños en los estantes, se ha sustituido por un científico en información médica, en información tecnológica, etcétera, que no necesita catalogar los libros españoles porque el Instituto Bibliográfico Español facilita las fichas impresas, clasificadas y con las palabras claves para confecccionar el catálogo diccionario. Esta situación, análoga a la del bibliotecario de los países desarrollados, le permite practicar la misión de tutor del estudioso, más necesaria en España que en la mayoría de los países extranjeros, porque en nuestro país los maestros de EGB no enseñan a sus alumnos la forma de utilizar las bibliotecas, mediante el encargo de evacuar en bibliotecas públicas los cuestionarios semanales, unos de carácter realista y otros históricos, científicos, etcétera. En la enseñanza media, pese a estar legalmente establecido, tampoco se enseñan a los alumnos las prácticas del trabajo intelectual: cómo se ordenan las composiciones de apellidos portugueses, ingleses, suecos, alemanes, rusos, árabes, etcétera, sin cuyos conocimientos no es posible indagar qué se ha escrito por un determinado autor o qué se ha escrito sobre una materia determinada. No se enseñan los múltiples sistemas para recoger la documentación, sistemas manuales, eléctricos, electromecánicos, electrónicos, reprográficos, etcétera, sin cuyo conocimiento no es posible a los que persiguen entrar en la universidad o escuelas técnicas y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas participar en las prácticas de la investigación científica ni el mantenimiento de la formación profesional permanente.

Nuestras autoridades científicas no se han visto obligadas a cursar estos estudios porque no figuraban en ningún plan de estudios españoles y como no los han realizado, se hallan en posición difícil para enseñarlos y exigirlos en el Selectivo, pese a que éste no debería limitarse a conocer el nivel de dominio de los conocimientos adquiridos en los estudios de facultad, sino en comprobar si conocen o no las técnicas del trabajo intelectual, conocimientos indispensables para participar en los seminarios, laboratorios, talleres de ensayos, etcétera, de la enseñanza universitaria y de grado superior. No basta a un estudiante con cinco años de música haber aprobado el solfeo, armonía, composición, etcétera, para sentarse al piano y tocar una sonata. Para tocar el piano hay que aprender a tocarlo. Se puede saber física, medicina, etcétera, pero si no se aprenden las técnicas del trabajo intelectual no se puede hacer física, medicina, etcétera.

El bibliotecario-tutor

Las bibliotecas después del tipo clásico pasaron a las School Libraries y las School Libraries a las Undergraduate Libraries y a los Institute Material Center. Las bibliotecas de nuestro tiempo están integradas por libros, revistas, diapositivas, filmes discos, cintas magnéticas, magnetófonos, aparatos, cassettes, etcétera. Los armarios alternan espacios ocupados por los libros con espacios ocupados por los aparatos y dispositivos para su empleo en las celdillas «cubiculun» que para el estudio individualizado han creado las bibliotecas. El bibliotecario, funcionario docente, enseña a manejar estos medios, ayuda a ponerlos en práctica y graba, en fin, los cursos que de noche radian numerosos centros y las bibliotecas radian de día, La biblioteca, en fin, es una universidad y el bibliotecario un tutor.

Mas para ser un tutor en medicina, ciencias exactas o tecnología se requiere partir del conocimiento a nivel universitario de la medicina, las ciencias exactas, la tecnología, etcétera, y tener además formación en bibliotecología y ciencias de la información. No se puede distribuir un presupuesto para adquirir libros de medicina sin tener una formación de médico; no se puede servir de tutor a un investigador en el campo de la informática sin ser ingeniero de Telecomunicaciones, etcétera. Por estas razones, las plazas que s e han de crear para ampliar el misérrimo número de puestos con que cuenta la plantilla de bibliotecarios en la actualidad, parece recomendable que se provean teniendo en cuenta estas circunstancias.

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