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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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España exporta calidad

Uno es mínimo y dulce de corazón, uno es ingenuo y se mueve a niveles cotidianos, uno va resultando ya la tía carnal, distraída y carrozona, de sí mismo.Lo digo porque el otro día glosaba yo aquí, placenteramente, la hipotética y pacificadora existencia de 80.000 pistolas incontroladas, que el Estado les deja a sus usuarios para que las armen y las desarmen como un reloj viejo. Lo malo es si un día se les ocurre probar a ver si el reloj da la hora en la cabeza de un rojo. Bueno, pues distraído siempre en lo cotidiano, enredado en lo menor -el niño, el gato, el geranio-, ahora me entero de que buques fantasma, tipo Allul, cruzan nuestros mares y tocan nuestros puertos, cargados de fusiles y munición, y que son envíos de España y sus fábricas para las guerras, las dictaduras y los cacaos del mundo. ¿Tenía que pagar Barreiros en armas su «impuesto revolucionario» a ETA?

El capitán del Allul le he estado cantando sin voz, esta mañana, mientras me afeitaba, aquello que Lucho Gatica nos cantaba a los de mi generación: «Y hoy mi playa se viste de amargura porque tu barca tiene que zarpar a surcar otros mares de locura donde tu vida puede naufragar». Nada. No son sensibles a la emoción retro. Les pasa.como a Ullán. Hoy mi playa tipográfica se viste de amargura al saber que nuestros barcos tienen que zarpar cada día a surcar otros mares de locura (los del Caribe un suponer) donde tantas vidas pueden naufragar. Ya creía yo que había dado la nota alarmista con las 80.000 pistolas domésticas, que la mayoría estarán oxidadas de tiempo y sangre (dice Gimferrer que la sangre es el agua de la espada), y resulta que hay un trajín de armas españolas por el mundo entero, un tráfago que no para por todos los mares y fábricas.

El señor Oreja, que anda por la vida vestido de tácito y no pasará de ahí aunque me lo lleve yo al departamento Pierre Cardin a que el sastre le cambie la ideología, dice sus deberes siempre a la misma hora:

-España no ha vendido armas a Marruecos.

Ni a Argelia, ni a Argentina, ni a Chile, ni a quien sea. Cebrián nos recordó en el Siglo XXI que Conesa era experto en vigilar a Tierno Galván (un señor tan recto), pero que en todo lo demás ha fracasado. Oreja era experto en escribir encíclicas anónimas al tardofranquismo desde la calle Mateo Inurria, pero el destinatario se le muñó demasiado pronto y él ya no ha hecho carrera.

En estos momentos en que la industria española está parada, la industria armamentista es que no para. Hemos llegado a un puntoen que Madrid tiene que importar hasta los churros, que las goldosianas fábricas de churros:se han declarado en suspensión, y mientras Fraga dice que esto es una suspensión de pagos nacional -mojando un churro en la Constitución-, resulta que las armas nos salen como quien lava, los fusiles los hacemos con la gorra y las metralletas las cuidamos como los orífices de Toledo cuidan la mínima y recia espada triunfadora, bella tizona de fino acero, que se lleva el turista a Tucson.

Por fin han hablado Carrillo y Ferrer Salat. Los empresarios dicen que no se puede fabricar mantequilla, pero no paran de fabricar cañones para las contrarrevolucioncitas, ché. Y sobre eso se podría llegar a un acuerdo salarial, hombre.

España exporta a la Hispanidad, ya se sabe, lo de siempre: nombres (ahora Cela y Ayala), democracia (que somos un espejo) y fusiles para Somoza y otros bolívares y libertadores. Ernesto Cardenal, como un Búffalo Bill de izquierdas, ha tenido que venir a Madrid con la viuda de Allende para advertirnos que o Cela o balas. Las dos cosas no puede ser y parece recochineo.

Hasta a nuestros propios enemigos les vendemos armas, porque bussines is bussines y porque váyase usted a freír espárragos trigueros. Ya que cuando quieren nos matan un pescador, por lo menos les vendemos el fusil. Hoy somos espejo democrático y luna pulida cristañola para América, pero también somos fábrica de armas para el somozavidelpinochismo. Predicamos democracia y damos trigo y granadas de mano. En el gran paro fabril que han traído la democracia y Sandra Alberti, las únicas fábricas que funcionan son las de armas, hombre. Nosotros vendiendo armas a las dictaduras. Para un país católico, es una fea competencia al Vaticano.

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