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Setecientos alunmos del colegio Amorós, en huelga por el despido de dos profesores marianistas

Setecientos alumnos del colegio Amorós, situado en Carabanchel Alto, se declararon en huelga el pasado viernes como actitud de apoyo al despido de dos profesores religiosos caracterizados por su línea progresista. El despido de los dos profesores, Francisco Granados y Moisés Ruano, coincide más o menos con el abandono por parte de éstos de la Compañía de María (marianistas), propietaria del colegio. El tema ha logrado un fuerte impacto en Carabanchel Alto, ya que tanto los alumnos como la Asociación de Vecinos de la zona han hecho bandería de los dos despidos al proclamar «la gran aportación cultural que los dos religiosos han prestado al barrio».

Francisco Granados y Moisés Ruano recibieron las notificaciones de sus respectivos despidos a primeros del mes de agosto. Desde entonces, y pese a encontrarse los escolares de vacaciones, comenzaron los primeros movimientos de apoyo a los dos profesores de Filosofía y Lengua por parte de algunos alumnos de los cursos superiores. Actitud que terminó con la huelga decretada el viernes. «Con nuestra actitud sólo pretendemos conseguir una educación democrática dentro de una línea pluralista acorde con los tiempos que vivimos», se puede leer en una carta que un grupo de alumnos dirige al resto del profesorado recabando su apoyo.Las primeras reacciones, una vez trascendido el tema a la opinión pública de Carabanchel Alto, no se han dejado esperar. Mientras el director del centro, Rodrigo González, igualmente marianista, ha desmentido el trasfondo ideológico del conflicto y señala, además, que no hubo despidos, ya que, al ser marianistas, desarrollaban sus funciones como tales, sin contrato de trabajo alguno, los religiosos afectados por los despidos califican el hecho como una especie de caza de brujas promovida desde la dirección de la Compañía de María contra los religiosos tachados de progresistas.

Según sus propias palabras: «La orden está cerrando filas, ya que creen que se avecina una campaña, no ya a nivel de este colegio, sino nacional, que puede obligar a los centros a permitir una mayor participación en su gestión a alumnos, padres y profesores. De hecho, la nueva normativa del Ministerio de Educación para conceder subvenciones económicas señala como contrapartida una cierta democratización en la gestión. La compañía mariana se caracteriza por ser un verdadero reducto reaccionario y todos los colegios que tiene en Madrid siguen esa línea», comenta Francisco Granados. Se da la circunstancia de que Moisés Ruano es el autor de tres libros de texto de la asignatura de Lengua de los primeros cursos de BUP, e igualmente que hace unos meses, otro marianista, Aventino Andrés, fue cesado de improviso como director de la sección de BUP del colegio, aparentemente por su ideología progresista.

El conflicto, que pone al descubierto todo un sistema de enseñanza, se agranda al entrar en juego dos nuevos elementos opuestos entre sí: la Asociación de Vecinos de Carabanchel y la Asociación de Padres de Alumnos. La primera ha expresado claramente su rechazo por los despidos y su apoyo a los dos profesores, a quienes reconoce una muy importante labor cultural y de ayuda desarrollada en el barrio, en tanto que la segunda, la asociación de padres de alumnos está dominada por la junta directiva, a favor de la dirección del centro. Esta podría ser una de las bazas que se reserva la Compañía de María.

Un nuevo factor, que enmaraña más aún el tema, es la división entre los profesores del centro, ya que un grupo de éstos ha enviado un escrito solicitando la readmisión de Granados y Ruano. El director ha explicado a EL PAIS que «aceptamos la huelga hasta que se celebre la asamblea de padres de alumnos el lunes».

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