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Reivindicaciones profesionales enfrentan policía y Estado en Francia

Tras haber sido recibidos los días últimos por el primer ministro, Raymond Barre, y por el ministro del Interior, Christian Bonnet, los representantes sindicales de la policía francesa serán recibidos, el próximo martes, en el palacio presidencial del Elíseo, no por el presidente, Valery Giscard d'Estaing, como se había anunciado, sino por un colaborador directo suyo.

El atentado contra la embajada de Irak en París que el mes último enfrentó a las fuerzas del orden con el comando terrorista y, también, con los servicios especiales iraquíes, y que le costó la vida, a un inspector, ha despertado un contencioso latente entre la policía y el Estado.Los medios oficiales franceses estiman que no existe conflicto grave de las fuerzas policiales con el Gobierno, sino reivindicaciones específicas sin significación política. Otros observadores creen que los «ancestrales demonios del aventurerismo» laten en un sector del Cuerpo.

Una vez más la policía francesa ocupa lugar destacado de la actualidad. El pretexto último para que las fuerzas del orden se «rebelen» ha sido el atentado contra la embajada de Irak el mes pasado. La policía se queja de haber sido víctima de la falta de información por parte de las autoridades oficiales.

El asunto sublevó a la base policial, que amenazó con una manifestación delante del palacio del Elíseo. El Ministerio del Interior negoció con los líderes sindicales un pacto: los policías no se manifestarían a cambio de ser recibidos por la presidencia, por el primer ministro y por el ministro del Interior, para estudiar sus problemas. Este proceso se ha cumplido escrupulosamente.

Las diversas policías francesas están todas ellas centralizadas en el Ministerio del Interior. Estas policías son las siguientes: Compañía Republicana de Seguridad (CRS), Policía Judicial (PJ) y Policía de Contraespionaje y de Informaciones Generales. La plantilla total de todas estas policías asciende a 108.000 miembros, de los cuales el 60% está sindicado. De este 60%, el 80% está integrado en sindicatos independientes o corporativos, es decir, no obedientes a las centrales obreras clásicas. La Confederación General de Trabajadores (CGT), de tendencia comunista; la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), autogestionaria, y Fuerza Obrera, las tres centrales obreras más importantes, están representadas en la policía, pero con un porcentaje aproximado del 20% de todos los sindicatos.

Este carácter «independentista» de la mayoría de los sindicatos policiales caracteriza, en opinión de los medios oficiales, las reivindicaciones de la policía y, más concretamente, el conflicto actual: no se trataría de problemas políticos, sino corporativos. De aquí que en los medios gubernamentales no se manifieste inquietud grave, aunque sí precaución, como lo probarían las citas al más alto nivel concedidas. También hay que reconocer que el carácter «no político» de la mayoría de los sindicatos implica reivindicaciones «imprevisibles».

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El incidente provocado por el atentado contra el embajada de Irak ha centrado el descontento Policial en tres puntos de fondo: la policía, según sus dirigentes sindicales, no puede ser víctima de intervenciones no premeditadas que, de antemano, exigirían mas información, es decir, que el Gobierno no puede actuar sólo en función de razones diplomáticas o políticas que sólo él conoce.

En segundo lugar, las fuerzas del orden desearían revisar los métodos de lucha contra el terrorismo. Además, la policía, o una parte de la base, reclama el «derecho a la dignidad». Este último punto es el que inquieta a los analistas del comportamiento de la policía, ya que cada vez que se enfrenta la policía a una situación propia de su oficio de carácter peligroso reaccionan «brutalmente, clamando por una policía fuerte, respetada, términos que enmascaran tentaciones aventuristas de consecuencias imprevisibles».

Diferencias con el caso español

El carácter democrático del comportamiento policial ha sido subrayado a EL PAÍS por un responsable de las fuerzas del orden, el cual establece las diferencias entre el conflicto policía-Estado en Francia y en España: «Nosotros, afirmó, seguimos con gran atención lo que está ocurriendo en España los últimos días. En Francia puede decirse que la policía pertenece a un Estado de cien años de práctica democrática. Aquí la policía no es antigubernamental, sino que reivindica soluciones a problemas específicos, corporativos, sociales o de funcionamiento. Por otra parte, una parte de la policía francesa no se siente próxima a la población, quizá por costumbres de tendencia autoritaria practicadas durante los últimos veinte años.»«El conflicto de la policía española con el Gobierno -declaró- es otro, a nuestro entender. La policía española es heredera de una acción puramente autoritaria al servicio de la dictadura franquista y hoy tiene la impresión de que el Gobierno no la sigue. Su problema pudiera decirse que es de identidad, de saber quién es.»

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