_
_
_
_
_

"La falta de afecto familiar retrasa la recuperación de los niños inadaptados"

Desde octubre de 1977 funciona en Madrid un colegio de educación especial para niños entre los siete y los dieciséis años, dependiente del Instituto Nacional de Asistencia Social (INAS). El Centro Psicopedagógico Barajas ha adoptado algunas de las técnicas más modernas de psicoterapia para conseguir la adaptación social de los llamados niños difíciles.

Jesús Villalaín, subdirector del Centro, Barajas, al que califica todavía de experiencia-piloto, evalúa con optimismo los resultados alcanzados.«Nos han llegado niños casi autistas que han conseguido establecer una comunicación con sus compañeros. Por otra parte, y a pesar de que las puertas del colegio están permanentemente abiertas y estos chicos han protagonizado fugas en los hogares donde vivían antes de venir aquí, este problema se nos ha planteado en una única ocasión con un muchacho de Asturias que quiso volver a su casa a pie.»

Una amplia extensión de terreno, sobre el que se piensa construir un polideportivo cubierto, remozar la piscina abierta por las arcillas expansivas sobre las que está construido gran parte del colegio, y acondicionar una pequeña huerta, es el más preciado tesoro del centro, antiguo hogar del INAS Joaquín García Morato. Varios pabellones construidos al estilo andaluz han sido acondicionados para aulas, salas de reunión, habitaciones de los alumnos. «El colegio no es mixto porque esto habría supuesto demasiadas dificultades de cara a la administración y a las familias. Por otra parte, apenas hay solicitudes para admitir chicas en las mismas condiciones. Con el tiempo, pensamos que este centro se abra a la gente de la zona San Fernando-Coslada, que es el barrio más próximo, y se traslade a los chicos de provincias, el curso pasado tuvimos trece, a centros más cercanos a sus hogares.»

La obsesión de psicólogos y educadores es eliminar el internado. Conseguir que las familias que pueden acepten un sistema de media pensión. «No es que nos resulte más cómodo potenciar las salidas de los alumnos por vacaciones o fines de semana -recalca Pilar Ariño, actual directora provincial de Madrid del INAS-, como piensan algunos padres. Es que estamos convencidos de que ese contacto familiar es esencial para el desarrollo del niño, aunque sea muy esporádico. Por supuesto que hay casos extremos en que son los propios chicos los que no desean para nada ver a sus familiares, pero en general es muy beneficioso.»

Las plazas del Centro Barajas, que el próximo curso se ampliarán a las 140 o 150, apenas cubren las necesidades del INAS en un 15%. «La falta de centros especializados para estos chicos, que sufren un evidente retraso escolar, agravado probablemente por la ley General de Educación, es un problema que empieza a ser muy preocupante. La falta de afecto familiar crea un retraso tangible en estos chicos, que empiezan a reaccionar con violencia ante el resto de sus compañeros o maestros y a sentirse profundamente inadaptados. Son chicos con coeficientes que oscilan entre cincuenta y 75, perfectamente capaces de llevar una vida normal, pero a los que la sociedad no ofrece ninguna salida. La mayoría tiene serios problemas familiares. Madres solteras o abandonadas, padres alcohólicos o deficientes, y una media de cuatro o cinco hermanos que muchas veces están acogidos a otros centros del INAS. Su único futuro si se les niega la ayuda que necesitan es la delincuencia y la cárcel.»

Una plantilla de más de cincuenta personas atiende este centro, donde se ha iniciado el tratamiento de musicoterapia con gran entusiasmo. Quince educadores; cinco maestros que dan clases de Educación General Básica, una asistente social, dos psicólogos, cinco maestros de taller, un médico, una enfermera y un logopeda, entre otros, trabajan coordinados sobre una población infantil profundamente necesitada de afecto. «Tenemos un presupuesto relativamente alto para las cifras que maneja el INAS -añade Jesús Villalaín- Son unos veintiocho millones anuales, gracias a que los sueldos del personal no son demasiado altos. Por eso hemos planteado las obras a realizar en un plazo de tres años por lo menos. Pero nuestro problema esencial son las familias. A veces ocurre que un chico sale el fin de semana y nos enteramos de que los padres le llevan a pedir, sobre todo ha pasado con los más pequeños. Como, por otra parte, la patria potestad sigue siendo suya, nos encontramos con las manos atadas, y lo grave es que la acción familiar puede destruir muchos meses de trabajo en el centro.»

El colegio Barajas cumple también la función de centro de diagnóstico para los demás centros del INAS, y el próximo curso pretende iniciar en régimen ambulatorio la psicoterapia mixta.

Dos centros en Madrid y cuatro más en el resto de España acogen a estos niños difíciles, con problemas de comportamiento o inadaptados. Tanto, en su caso como en el de los subnormales profundos, los problemas se agravan al cumplir los dieciséis o los dieciocho años, que hasta ahora marcan las edades tope de permanencia en los centros oficiales. «En el caso del colegio Barajas está en estudio la posibilidad de rebasar esa edad límite no en las admisiones pero sí en los chicos ya residentes. Sería una medida muy importante.»

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_