El explorador japonés Naomi Uemura, a la conquista del Polo Sur
Con el rostro todavía quemado por las temperaturas polares que tuvo que soportar durante meses, Naomi Uemura, 37 años, explicó la semana pasada en la institución Smithsonian, de Washington, los detalles de su más reciente aventura: la travesía de Norte a Sur de la isla de Groenlandia.«Me considero a mí mismo más como un periodista que como un científico dijo el explorador japonés a través de un intérprete, aunque reconoció que le gustaría contribuir al progreso de la ciencia y que había recogido en su último viaje nuestras de nieve, aire y minerales de Groenlandia para que sean estudiados por las sociedades científicas que financian sus expediciones.
Antiguo estudiante de ingeniería agrícola en el Japón, Naomi Uemura se ha convertido en los últimos diez años en un aventurero de leyenda. No sólo formaba parte de la primera expedición japonesaque consiguió llegar a la cima del monte Everest, sino que ha escalado las montañas más altas del mundo, incluidos el Mont Blanc y el pico Mckinley.
Pero además de sus habilidades alpinas, Uemura ha protagonizado otras increíbles proezas. Hace diez años, por ejemplo, descendió el río Amazonas en una barca, con un trayecto total de 6.000 kilómetros. Y a principios de este año se convertía en el primer hombre que alcanzaba en solitario y por tierra el Polo Norte.
Uemura inició su aventura polar en marzo de este año. Partió de la isla de Ellesmere, en el extremo norte de Canadá, y empleó 57 días en recorrer, a bordo de un trineo tirado por perros, los ochocientos kilómetros que le separaban del Polo Norte. Pero apenas conseguida esta hazaña, el explorador japonés fue trasladado en avión al norte de Groenlandia y emprendió, también en solitario, el viaje de Norte a Sur, de casi 3.000 kilómetros, hasta llegar, tres meses después, a Narsarssuak, en el extremo meridional de la isla.
Complejo de inferioridad
«Tengo que encontrar algo nuevo, algún desafío que me satisfaga», explicó el aventurero a los periodistas en Washington. Uemura cree que el origen de sus afanes de aventuras cada vez más difíciles radica en un complejo de inferioridad motivado por su escasa estatura. En cuanto a por qué realiza la mayor parte de sus expediciones en solitario, Naomi Uemura dice que la soledad en medio de la naturaleza le permite reflexionar sobre sí mismo y sobre el mundo.En cualquier caso, no es precisamente la improvisación quien dirige los asombrosos viajes del explorador japonés. Para estar en buenas condiciones antes de emprender su aventura por Groenlandia y el Polo Norte, Uemura se fue a vivir durante un año con una tribu de esquimales de Groenlandia. Allí aprendió a manejar un trineo de perros y a sobrevir en medio del Artico. Como ensayo de su viaje, Uemura viajó más de 10.000 kilómetros, desde Groenlandia a Alaska, por lo que él llama una «ruta fácil».
Según sus palabras, sólo en dos ocasiones temió por su vida en su aventura por el Artico. En una de ellas, se rompió el hielo sobre el que viajaba y quedó flotando en un gran pedazo de hielo y nieve, que se movió a la deriva durante varias horas, amenazando constantemente con resquebrajarse y hundirle en unas aguas de las que no hubiera podido salir.
En otra ocasión, un oso polar llegó por la noche a su campamento y rompió a zarpazos la tienda de campaña en la que dormía el explorador. Envuelto en su saco de dormir y a varios metros de su rifle, que por otra parte estaba descargado, Naomi Uemura aguantó sin moverse ni apenas respirar la inspección a la que le sometió el oso, que llegó a empujarle varias veces con el hocico. Al día siguiente, Uemura tuvo que matar al animal con su rifle, porque volvió al campamento. Según las leyes canadienses, el explorador tuvo que dar parte de la muerte del animal y llevar la mandíbula inferior del mismo para comprobar la edad del oso muerto.
Naomi Uemera contó que comía carne cruda una sola vez al día y que uno de sus mayores problemas se los provocó una perra, que dio a luz a media docena de cachorros durante el viaje. Algunos cachorros fueron devorados por los otros perros que tiraban del trineo (entre 12 y 17 en total), pero los restantes llegaron sanos y salvos al final de la aventura.
Un satélite de la NASA, el Nimbus-6, siguió el rastro del explorador a través de un dispositivo que emitía señales de radio desde el trineo. Cuando, con la ayuda de un sextante, logró alcanzar el punto exacto del Polo Norte, llamó por radio y un helicóptero con varios fotógrafos y periodistas llegó para constatar su hazaña.
Uemura, que confesó que en los momentos de mayor peligro llamaba mentalmente a su esposa, que reside en Tokio, para que viniera en su ayuda, no vaciló un instante cuando se le pregunto por cuál será su próxima aventura, para la que cuenta con la ayuda de casas comerciales y de sociedades tan prestigiosas como la Smithsonian Institution o la National Geographic Society. Como quien se dispone a tomar un tren de cercanías, Naomi Uemura respondió: «Llegar por trineo y en solitario al Polo Sur.»
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