Los editoriales de EL PAIS
Lector desde hace mucho tiempo del diario EL PAIS, he podido comprobar, al comparar la información que publica -normalmente veraz y objetiva- con sus editoriales -artículo de fondo sin firma que refleja la opinión de la empresa editora-, en qué forma éstos desentonan notablemente por su partidismo ridículo y nefasto, que no engañan a nadie y sólo sirven para mostrar muy a las claras su tendencia izquierdista, siendo así y al titularse «diario independiente de la mañana», cualquier lector nota inmediatamente su extraordinario apego al socialismo marxista, ocultando la realidad que todos contemplamos, y acusando sin motivos ni fundamento alguno a la derecha de todos los males que hoy padecemos. No vamos a referirnos a su apoyo total a la legalización de la ikurriña y a la defensa de la amnistía a terroristas y asesinos de ETA, sino a sus editoriales con motivo de cualquier acto terrorista cometido, donde siempre se acusaba a la extrema derecha, cuando todos sabemos, que es única y exclusivamente la extrema izquierda marxista-leninista, a través de sus variados disfraces (ETA, FRAP, GRAPO, Liga Armada Galega, Front D'Alliberament de Catalunya, etcétera), la responsable de tales asesinatos.Pero hete aquí que, tal vez convencidos los editorialistas de su total fracaso informativo -no sólo no engañan a nadie, sino que ellos mismos están contribuyendo a su desprestigio público y notorio-, ahora han empezado a adoptar otra táctica y sin acusar a la extrema derecha, corno hacían siempre tampoco acusan a la extrema izquierda, y a estas alturas, cuando hasta los ninos de pecho saben quiénes son los terroristas, despachan alegremente el asunto diciendo «que se arroje luz sobre la oscuridad, que a muchos parece artificial, que rodea a esta criminalidad impune ». Cuando los asesinos han dicho ya en repetidas ocasiones y el mismo diario lo ha publicado quiénes son, ahora se descuelgan con esta coletilla, pretendiendo ignorar lo que todo el mundo sabe.
El medio más eficaz para acabar con el terrorismo no es prohibir cualquier forma de publicidad de los crímenes, como en el editorial se asegura, sino decir llana y simplemente la verdad, sin ocultación de la realidad que todos sabemos, sin manipular la información que se da al lector, al que por lo visto el editorialista cree un perfecto imbécil. Más respeto para el lector, más veracidad en la información, como hace El Imparcial, al que también dirijo esta carta, ante la sospecha de que ese «diario independiente» no la publique, contribuiría enormemente a la desaparición del terrorismo.
