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La medicina occidental reconoce su fracaso en los países del Tercer Mundo

La necesidad de potenciar la medicina primara nacional y de encontrar nuevas fórmulas de cooperación entre los países desarrollados y los del Tercer Mundo constituye uno de los aspectos esenciales de la ponencia presentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unicef, la entidad de la ONU dedicada a la promoción del niño, en el próximo congreso que, sobre asistencia médica, se celebrará entre el 6 y el 12 de septiembre en Alma Ata, en la Unión Soviética. La ponencia única de congreso ha sido elaborada por el director general de la OMS, doctor Halfdan Mahler, y por el director ejecutivo de Unicef, Henry R. Labouisse. En ella y por primera vez, la OMS critica la ineficacia de la medicina occidental en la lucha contra la erradicación. de las enfermedades de los países subdesarrollados y su papel en orden a establecer una asistencia médica adecuada en estos países.

Durante treinta años este organismo, dependiente de la ONU, ha tratado de implantar -los criterios básicos de la medicina que se hace en Occidente, en países cuyos principales problemas se centran en la falta de agua potable, en la desnutrición y la ausencia de higiene, con el consiguiente fracaso.La medicina primaria, definida por la OMS-Unicef, establece una serie de prioridades para la puesta en práctica: prioridad del personal paramédico sobre las cifras escasas de médicos; médicos en las zonas rurales, antes que unos cuantos hospitales; medicina tradicional, antes que especialistas formados en Occidente; una vuelta a los remedios naturales, hierbas curativas, etcétera, antes que el uso de la última especialidad farmacéutica de una empresa internacional; leche materna, antes que alimentos infantiles en polvo, mezclados con agua contaminada; agua limpia, antes que antibióticos; alimentos, antes que píldoras vitamínicas; vacunación, antes que riñones artificiales; prevención, antes que cura; menos anuncios de tabaco y más pabellones para enfermos de cáncer; salud para las aldeas y barrios de chabolas, antes que aumentar la de los barrios ricos de las grandes ciudades. Estos presupuestos de la medicina primaria constituyen casi una lista reivindicativa de los derechos del Tercer Mundo en lo que a asistencia sanitaria se refiere. La salud es definida como un patrimonio más de la riqueza, mientras se señala que cada vez es mayor el desfase entre los que la poseen y los que no.

Una de las razones esenciales de que esto se produzca estaría en la desproporcionada distribución de médicos, especialmente en los, países del Tercer Mundo. Mientras la población de estas zonas habiia mayoritariamente el campo, el 75% de los médicos reside en las ciudades y el 75% del presupuesto de sanidad se invierte en ellas. Pero si se considera que el 80% de las enfermedades que se conocen están relacionadas con el agua o, mejor dicho, con la falta de agua y con la falta de una nutrición adecuada, se comprende que sean los países subdesarrollados los que arrojan cifras más alarmantes de mortalidad y donde subsisten enfermedades endémicas que diezman las poblaciones.

El sarampión provoca medio millón de muertes al año

El informe que presentaran Mahler-Labouisse en esta conferencia de Alma Ata hace hincapié en la situación particularmente grave de,la infancia en los paises del.Tercer Mundo. Una población-que crece a un ritmo de dos millones al mes, con una rapidez muy superior a la de la formación de personal sanitario especializado y, en la que se agravan las condiciones de por sí catastróficas en que vive la población adulta. El 85% de los niños que nacen anualmente lo hace en el Tercer Mundo, donde las cifras de mortalidad infantil se acercan al 97%. Una enfermedad como el sarampión, que no produce la menor inquietud en nuestras sociedades, es causa de la muerte de medio millón de niños al año en el Africa occidental.

La ayuda occidental, que en un principio se vio como la salvación para estos millones de personas y que, de hecho, ha obtenido algunos resultados positivos, como la erradicación de la viruela, ha fracasado en líneas generales al olvidar el entorno socio-económico en que se producen las enfermedades del subdesarrollo.

En el caso concreto de la malaria, la situación ha empeorado si cabe. «Los mosquitos están adquiriendo cada vez más resistencia al DDT y a otros pesticidas en 62 países, y el parásito de la malaria es inmune a las drogas que se han utilizado contra ellos en veinte países. En la actualidad 150 millones de personas la padecen. Cualquier campaña sanitaria en estos países tendría que presuponer, en opinión del doctor Caroll Behrhorst, médico estadounidense que desde finales de los años cincuenta trabaja en tre los indios cakchiqueles de Guatemala, toda una serie de mejoras estrictamente sociales: Justicia social y económica, reforma agraria, mejorado la producción y comercialización agropecuaria, control demográfico, control de la desnutrición, formación sanitaria y medicina curativa.»

No obstante, la desigualdad profunda que se observa entre países ricos y pobres en lo relativo a asistencia médica, se produce en el interior de todos los países, cualquiera que sea su nivel de desarrollo. Ya en enero de 1973, con ocasión del 25 aniversario de la OMS, su comisión ejecutiva expresaba su pesimismo respecto a la resolución de los problemas médicos que el mundo tiene planteados: «Tanto en los países desarrollados como en los del Tercer Mundo se avecina una crisis de amplias proporciones, ya que los servicios médicos no avanzan al mismo ritmo que el crecimiento demográfico.» En estas mismas fechas se calculaba en más de tres billones de personas el número de quienes no tienen acceso a ninguna forma permaniente de asistencia médica.

La desnutrición, el segundo factor en importancia

Además de representar una seria razón de muerte, la desnutrición y el hambre acarrean un debilitamiento y pérdida de resistencia en el organismo, que es causa de numerosas afecciones.

Según datos que se hicieron públicos en la Conferencia Mundial de la Alimentación, de 1974, sobre la. dieta alimentaria de más de cien países, las naciones más desarrolladas consumen doble cantidad de proteínas que los países en desarrollo. Y dentro de estos países la situación más crítica se centra en la población rural, que supone el 62% de la población del mundo.

No obstante, el crecimiento de la población urbana se produce en una progresión mucho más alta que la rural. Mientras que las previsiones hasta final de siglo se calculan en un tercio el aumento de la población rural de los países del Tercer Mundo, la urbana crecerá hasta un 250% en los mismos países. El resultado no será, sin embargo, consolador, ni el paso de una vida agraria a las chabolas ciudadanas supondrá para estos millones de personas el fin de sus múltiples problemas. Un tercio aproximadamente de la población urbana del Tercer Mundo vive actualmente en barrios de chabolas, habitadas mayoritariamente por niños.

La vuelta a la medicina tradicional

La ponencia de Mahler-Labouisse, base de la conferencia de Alma Ata, señala las razones del descontento general que provoca en el mundo la asistencia médica: «Los recursos sanitarios son asignados, en su mayoría, a sofisticadas instituciones médicas enclavadas en las zonas urbanas. La mejora de la salud se equipara a la prestación de asistencia médica por crecientes números de especialistas, quienes adoptan restringidas tecnologías médicas en beneficio de unos pocos privilegiados.»

Ese problema esencial está en el origen del actual desastre de esta concepción de la medicina en el mundo subdesarrollado. El derroche de la medicina hospitalaria en los países tercermundistas es absurdo por cuanto las grandes enfermedades que padece son las de la pobreza. » La solución estriba en mejorar las condiciones de vida e inculcar los elementos de la medicina preventiva. Con prioridades como estas los hospitales estarían más bien fuera de lugar. »

Los vicios de la asistencia sanitaria en muchos países, que han conquistado recientemente la independencia, son una herencia desgraciada de la sanidad colonial que sería necesario trasformar. En la base de esta transformación está la aceptación de la, medicina tradicional de los respectivos países, que supone un cambio de óptica en la actitud de la OMS ante personajes tan típicos como los curanderos, que hasta ahora habían sido considerados como siniestros hechiceros.

«Los curanderos autóctonos -señala la ponencia Mahler-Labouisse- pueden convertirse en importantes aliados en la organización de actividades tendentes a mejorar la salud de la colectividad.»

A pesar de que la propia OMS reconoce las dificultades de asimilar e integrar estos personajes tradicionales en los sistemas nacionales de asistencia médica primaria, esta afirmación supone un cambio trascendental. La OMS asimila así el ejemplo de un país como la República Popular China, donde la medicina tradicional y la ortodoxa han estado estrechamente ligadas durante los últimos años.

La conferencia de Alma Ata estudiará en profundidad todos estos aspectos para elaborar re comendaciones de utilidad para la puesta en marcha de una asis tencia médica primaria en los países subdesarrollados, que aca be con la actual situación de desamparo en que se encuentran.

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