Contra el divorcio
En la sección Cartas al director del pasado día 26.8 se publicó una carta bajo el título «Católicos en favor del divorcio» que firmaba, sin identificarse, A. F. S.Nosotros, unos de los muchos antidivorcistas, no nos consideramos ni somos católicos integristas, como de antemano A. F. S. denomina generalizando a todos los católicos que se oponen al divorcio. Integristas, progresistas, conservadores y demás etiquetas de terminología política no hacen sino sugerir división en la Iglesia, todo lo más lejos del querer de Cristo. Nosotros, sencillamente, «católicos de a pie», tenemos que decir «NO» con Cristo al divorcio y seguimos respetando la opinión de aquéllos que piensan como A. F. S.
Susodicho A. F. S. dice que no podemos imponer nuestra idea, «porque, una vez aprobado el divorcio, no tienen obligación de divorciarse, pero al votar contra él están negándole a la sociedad un derecho elemental, incuestionable».
Permítanos, A. F. S., que distingamos la «metralla» que acaba de colocar:
1. Si decimos o votamos «No» a la Constitución porque ésta abre de par en par la puerta al divorcio en España, no hacemos otra cosa que ejercer nuestro legítimo derecho de libertad de expresión y opinión, ¿o no? No se trata de poner como obligación (imponer) una idea a nadie, allá cada uno con sus buenas o malas ideas. La imposición vendrá dada por los políticos, que tratan de implantar el divorcio, cuando aprueben entre ellos una ley, que regule las causas de disolución del matrimonio, sin antes haber consultado al pueblo si está a favor o en. contra de la indisolubilidad del matrimonio. La imposición es que no nos consulten a todos en un tema tan importante como el divorcio, que afecta negativamente al bien común de la sociedad.
2. ¿De dónde se saca A. F. S. que existe un derecho a divorciarse? Que sepamos no se reconoce tal derecho en ninguna declaración o pacto universal o internacional. de, derechos fundamentales de la persona, y est,o lo saben hasta los ateos divorcistas.
Por el contrario, sí se reconoce el derecho a fundar una familia. Familia que ha de proteger el Estado español no admitiendo en sus leyes la disolubilidad del vínculo matrimonial (miremos la penosa expenencia de los países divorcistas).
3. Si la «prudencia política» aconseja el divorcio para no negárselo a quien lo desee, la «prudencia política» no negará los deseos de ladrones, criminales, estafadores.... en fin, que cada uno haga lo que le plazca. Tanto el divorcio como el aborto, el hurto, etcétera, interesan a distintos bienes dignos de protección jurídica.
4. Nos gustana saber en qué tipo de encuesta se basa A. F. S. para afirmar que la inmensa mayoría de los católicos están a favor del divorcio.
Un católico consecuente con su fe no puede admitir el divorcio vincular en el matrimonio canónico (Sacramento). El católico divorciado reniega de Cristo y de su Iglesia. Es clara y tajante la palabra del Maestro que quiere nuestra felicidad: «Lo que Dios unió, que el hombre no lo separe. » O se está con Cristo o contra El.
Aquí no decimos más de lo que el Magisterio de la Iglesia enseña. La posibilidad de divorcio civil (entre no creyentes) también es rechazable, no sólo por,las conciencias cristianas, pues el Derecho Natural nos dice que la estabilidad de la familia y, consecuentemente, de la sociedad exigen un matrimonio indisoluble.
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