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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Anomalías de la Seguridad Social

Quisiera exponer lo que a mí me pasó estando de vacaciones en Ribadeo con un médico de la Seguridad Social. El día 27 de junio un hijo se pone enfermo, tiene 39º C. Acudimos al ambulatorio. En la puerta, un letrero que dice: «Cerrado. Médico de guardia, doctor Miguel.» Preguntamos en el INP en dónde vive, pues allí no está. En su casa, tampoco; la chica de servicio nos dice que va a otro pueblo que allí también tiene consulta de otro seguro del mar y que hasta las cuatro o las cinco de la tarde no vendrá. Visto esto, nos dirigimos a una consulta particular.Al día siguiente pasamos por el ambulatorio, para que el doctor Miguel nos haga las recetas oficiales del médico particular. Nos contesta con cara de pocos amigos que no, que el médico al que habíamos ido tenía la obligación de hacer recetas oficiales y no podía cobrar.

Sintiéndonos estafados, vamos a reclamar al médico de la consulta particular, pues él era conocedor de mi caso y de que iba del ambulatorio y poseía cartilla de desplazamiento. Este médico sí me pasa las medicinas en receta oficial, pero la consulta dice que tiene que cobrarla, pues él no pertenece al ambulatorio de Ribadeo, y que él en su casa cobra la consulta, que los de Ribadeo tienen un servicio de guardia, y que si no estaban haciéndolas que él no tenía la culpa (el día 27 de junio era fiesta para los médicos de la Seguridad Social). Quiero decir también que el ambulatorio de Ribadeo, situado en un primer piso, es pequeño y carente de toda condición para este fin.,

También pude ver con mis propios ojos cómo el doctor Miguel firmaba diez o doce recetas, aparentemente sin mirar lo que en ellas iba escrito. Estas eran pedidas a la enfermera por una señora que traía recortes de envases y cartillas de la Seguridad Social. Esta señora era la cartera de más aldeas, que por una propina se las arregla para traer y llevar medicamentos, y para que la propina sea mayor usa las cartillas de varios jubilados que ella posee. Parece ser que el doctor Miguel, nuevo en este ambulatorio, en un principio se resistía al sistema este, pero todo se arregló.

Las malas lenguas (o buenas) comentan que los médicos de la Seguridad Social recetan incluso productos veterinarios por este sistema. Pregunto yo: ¿Quién es el encargado de corregir estas anomalías? ¿Los pactos de la Moncloa?

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