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Atentado en Bilbao contra la revista libertaria "Askatasuna"

Dos latas de gasolina bastaron para que, a las cinco de la madrugada, quedase destruida en Bilbao la sede de la revista Askatasuna, vinculada a un grupo libertario, que se autodefine como anarcocomunista.Los afectados atribuyen el atentado a la extrema derecha, concretamente a los Guerrilleros de Cristo Rey, que les habían amenazado en varias ocasiones.

Todo parece indicar que las latas de combustible, de cinco litros cada una, habían sido introducidas por encima de la puerta (calle de Bertendona, 2), a través de unas rejas de cristal que sirven de ventilación. Los vecinos de los pisos superiores avisaron a los bomberos, sin que éstos pudieran hacer otra cosa que inundar de agua un local ya destrozado para evitar al menos que el fuego se transmitiese a los pisos superiores.

Las pérdidas se sitúan por encima de los cinco millones de pesetas. A primera vista puede decirse que todo quedó inservible: desde las máquinas de escribir de la redacción hasta los archivos recopilados durante ocho años con todo tipo de publicaciones, pasando por las listas de suscriptores y, sobre todo, la maquinaria industrial. Dos aparatos de offset, un laboratorio reprográfico y una fotocopiadora de planos se encuentran entre el material destruido.

«Sólo la maquinaria de la imprenta -manifestó uno de los afectados- nos costó unos cuatro millones y casi la mitad estaba aún sin pagar, con letras firmadas a título particular.» La imprenta realizaba tres tipos de trabajos: industriales, publicaciones de grupos marginados y la edición de su propia revista, Askatasuna.

Instalados en este local desde marzo del pasado año habían editado veintitrés números de su revista, el último dedicado a la represión en Euskadi y a los sucesos de julio. El fuego se llevó, entre otras cosas, todo el stock de papel, las maquetas del próximo número y un ejemplar monográfico dedicado al alcoholismo.

Cuatro familias malvivían de las pocas rentas que dejaba la imprenta. Varias decenas más colaboraban ocasionalmente. En este año y medio les habían llovido amenazas con las más variadas firmas de la extrema derecha. Desde el primer aviso que les dejaron en la pared los Guerrilleros de Cristo Rey hasta ese otro vas a morir, perro anarco.

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Cuando el notario Blas Piñar utilizaba para algún mitin el cine Campos Elíseos, que se encuentra enfrente y que fue objeto de otra bomba reivindicada por ETA, los miembros de Askatasuna tuvieron que vigilar más de una vez su propia sede para evitar sobresaltos de esa naturaleza.

Como ayer era fiesta en la capital vizcaína, la gente prefirió volver a sus casas o continuar la juerga, por lo cual no había nadie en el local en el momento de declararse el fuego. Fue la policía la que encontró a alguno de ellos cuando en el local no quedaba más que papel chamuscado, máquinas inservibles y unas pocas revistas. La respuesta de las comparsas de Bilbao no se ha hecho esperar. En cada una de las casetas instalaron cajas de apoyo económico y carteles explicativos, al mismo tiempo que desviaban el recorrido del desfile para pasar ante el local destruido. Los de Askatasuna fueron los primeros en pedir que la fiesta continuase por medio de un cartel exhibido ayer durante el desfile, con el siguiente texto: «Hoy a las cinco los fachas han incendiado los locales de Askatasuna (cinco millones de pérdidas). Siga la fiesta. Ya arreglaremos luego.»

Y para dar ejemplo, el grupo de anarcos instaló ayer su mesa a la puerta del local para comer en la calle y contar a quien quisiera oírles esa letra de Labordeta que dice «habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad». Ellos mismos definían el atentado como «una gracia de los fascistas», pero estaban dispuestos a sacar la revista, «aunque tengamos que vender bocadillos para comprar el papel».

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