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Perspectivas inciertas de Nobre da Costa en la Asamblea portuguesa

Tras la decisión del primer ministro portugués, Alfredo Nobre da Costa, de formar un Gobierno de «independientes y técnicos», algunos de los cuales se reclutarán entre los sectores socialdemócratas y centristas, en todos los medios políticos portugueses se coincidió ayer en señalar que las perspectivas de que el premier logre el visto bueno del Parlamento para su programa de gobierno son, por el momento, muy inciertas.

Después de una nueva reunión con Soares, el vicepresidente del Centro Democrático Sociaí (CDS), Amaro da Costa, uno de los pocos que respaldan sin reservas a Nobre da Costa, reiteró ayer sus dudas sobre la posibilidad del apoyo parlamentario, debido a la intransigencia del Partido Socialista.

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La actitud socialista dificulta el apoyo del Parlamento a Nobre da Costa

(Viene de primera página)

La jornada de ayer, dedicada por Nobre da Costa a auscultar las opiniones de los llamados «interlocutores sociales» no ha sido mucho más esperanzadora en términos de apoyo abierto. La posición de la poderosa Intersindical, dominada por los comunistas y la izquierda socialista. no ha sorprendido a nadie. La Intersindical, que expresó desde el primer momento sus reservas acerca de la personalidad del primer ministro, considera hoy que los «trabajadores no deben hacerse ilusiones» sobre la política que podrá llevar a cabo, teniendo en cuenta las presiones que se ejercen sobre Nobre da Costa desde la derecha.

Pero los dirigentes sindicales han asegurado que tampoco tienen la intención de promover una «guerra social»: «El movimiento sindical portugués -afirmaron- tiene una orientación revolucionarla y no reformista; no va a provocar olas cuando el barco de la democracia no tiene a nadie para manejar el timón».

Reserva patronal

La Confederación Patronal de la Industria -CIP- se ha mostrado sorprendente mente reservada en torno del contenido de sus conversaciones con Nobre da Costa, en las que se habló «mucho de economía y muy poco del futuro Gobierno». El presidente de la CIP reconoció la existencia de una cierta coincidencia de puntos de vista, pero negó que la designación de Nobre da Costa signifique, para esta asociación patronal, «una gran satisfacción»: consideramos -añadió- que Nobre da Costa conoce suficientemente los problemas de la economía para encontrar soluciones eón las cuales la CIP pueda esta de acuerdo. Esperaremos para ver qué medidas adopta».

La reunión, hoy, de la comisión permanente de la Asamblea de la República permitirá hacer previsiones más sólidas acerca de la duración de la crisis. Se sabe que a partir de su nombramiento Nobre da Costa dispondrá de diez días para presentar su programa al Parlamento, y éste, que se encuentra en período de vacaciones, debe ser convocado en sesión extraordinaria para tal efecto. Sin embargo, Nobre da Costa no ha sido designado todavía primer ministro, encontrándose aún en la fase previa al intento de constituir un gabinete, y la comisión parlamentaria, que se reúne hoy bajo la presidencia del socialista Vasco da Gama Fernandes debe discutir la convocatoria de una sesión extraordinaria, para examinar, no el programa del Gobierno sino el proyecto de ley electoral. Vasco da Gama Fernandes ya expresó la opinión de que se trataría, en todo caso, de dos reuniones extraordinarias diferentes, y por consiguiente el debate sobre el programa parece postergado para después de la votación de la ley electoral.

Posibilidad de elecciones en 1979

Si prevalece este criterio, la crisis se prolongaría, dando así más tiempo a Nobre da Costa, o a un eventual sucesor, para buscar otras soluciones.

Por otra parte, cuando tenga lugar, por fin, el debate sobre el programa del Gobierno, estaría votada ya la nueva ley electoral, y el censo se encontraría, al menos, en vías de ejecución. De esa manera podría disolverse el Parlamento, en caso de que niegue su respaldo al Gobierno. Por eso tal vez, la prensa portuguesa de ayer sugirió que las próximas elecciones se efectuarán en enero de 1979.

La marina mercante, paralizada

¿Cómo aguantará el país este largo interregno? El Gobierno Soares se mantiene de momento en funciones, contra su voluntad y por orden del presidente Eanes. Pero la huelga de la marina mercante permite medir los inconvenientes de este tipo de situación. El personal de la marina portuguesa se opone desde antes de la caída del Gobierno a trabajar horas extraordinarias para forzar así a que se acepten sus reivindicaciones sobre un nuevo convenio colectivo. El último Consejo de Ministros presidido por Soares decretó la requisición civil de los huelguistas, pero el ministro se considera ahora sin autoridad para hacer respetar el decreto. En consecuencia, todos los barcos portugueses están inmovilizados, dificultando la distribución interna de productos de primera necesidad, así como las importaciones y exportaciones. Han tenido que ser fletados barcos extranjeros para asegurar el abastecimiento de Madeira y las Azores.

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