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La Iglesia anglicana acepta en principio el sacerdocio de las mujeres

Al aceptar la idea de que las mujeres sacerdote son ya una realidad, los obispos de la comunión anglicana han dejado cautelosamente abierta la puerta a la ordenación sacerdotal femenina. La conferencia de Lambeth, reunida durante tres semanas en Canterbury bajo la presidencia del arzobispo Donald Coggan, ha desechado por votación la idea de congelar durante cinco años la ordenación de mujeres como sacerdotes de la Iglesia anglicana. Las objeciones doctrinales de las Iglesias católica y ortodoxa -que han estado representadas por altos observadores en Canterbury- han sido firmemente rechazadas. La controversia sobre este tema ha dominado la conferencia de Lambeth, que no tiene carácter ejecutivo pero se considera desde hace más de un siglo una excelente brújula de los caminos anglicanos. Aunque los obispos reunidos en la ciudad inglesa han evitado cuidadosamente pronunciarse de manera rotunda, su comunicado final reconoce que el sacerdocio femenino es compatible con la unidad de su confesión y que su implantación debe dejarse a la libre elección de cada Iglesia. Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda figuran entre los países que ya han conferido a mujeres las sagradas órdenes. En noviembre próximo, el sínodo general de la Iglesia de Inglaterra deberá pronunciarse oficialmente sobre el tema. La conferencia se ha mostrado más reticente, sin embargo, sobre la posibilidad de que las mujeres lleguen al obispado, al que consideran una jerarquía singular que representa la unidad de la Iglesia. Sobre este punto, los obispos declaran que serán necesarias más y posteriores consultas.

La actitud de los obispos anglicanos con respecto a la posibilidad de que haya en el futuro mujeres sacerdotes fue comentada favorablemente por Martha Blacklock, archidiácona de la diócesis de Newark (Estados Unidos), quizá la más importante de las religiosas del citado país. «Esta decisión episcopal supone que a lo mejor dentro de una decena de años yo podré ver, en Washington o en Nueva York, a una mujer obispo.»

El comunicado final de Lambeth alude a progresos en las relaciones con la Iglesia católica, de la que, sin embargo, declara inaceptable su disciplina actual sobre matrimonios mixtos. Los obispos reafirman también su apoyo al Concilio Mundial de las lalesias, con sede en Ginebra, al que califican de «vehículo clave en la cooperación ecuménica mundial y su más acabada expresión». El Concilio afronta fuertes críticas de ¡os sectores m ás conservadores después de que decidiera el jueves subvenccionar con seis millones de pesetas al Frente Patriótico rodesiano, que combate al régimen de Salisbury, «para su programa de ayuda a los refugialdos y lucha contra la discriminación racial».

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