Soares, otra vez árbitro de la crisis portuguesa

La solución de la crisis política portuguesa depende de nuevo de la actitud del Partido Socialista de Mario Soares. Los democristianos del CDS parecen decididos a no dar su apoyo al futuro Gobierno sin contar con la colaboración de los socialistas. Entretanto, aumentan las presiones de la derecha sobre el presidente de la República para acabar con la dominación de los partidos políticos.

Un informador del Partido Socialista afirmaba ayer a EL PAIS que dos reuniones del secretariado nacional del partido y una entrevista de Mario Soares con el primer ministro designado, Alfredo Nobre da Costa, no habían permitido todavía definir la posición a adoptar en relación al futuro Gobierno. La misma fuente aseguró que el Partido Socialista se mantendría a la expectativa hasta conocer, no sólo la orientación general del nuevo Gabinete, sino su actitud con relación a los problemas que originaron la caída del anterior ejecutivo, en particular la reforma agraria y la política social.

Los socialistas no aceptarán

Aseguró también ser «poco probable» que militantes socialistas y, sobre todo, figuras de primer plano del Gobierno de Mario Soares acepten una invitación de Nobre da Costa para formar parte de su equipo.Por su parte, el partido de Centro Democrático y Social (CDS), en un comunicado de su comisión política, hace depender su apoyo parlamentario al futuro Gobierno del conocimiento de la composición y naturaleza del mismo. La comisión política del CDS es perentoria: «no hay Gobierno viable sin el apoyo explícito del Partido Socialista y de, por lo menos, otro partido».

Reticencias de Sa Carneiro

Los socialdemócratas no han fijado todavía su posición definitiva, pero son cada día más nítidas las reticencias de Sa Carneiro y de sus partidarios hacia el nuevo primer ministro, reticencias justificadas por el hecho de haber participado en el primer Gobierno socialista. Los comunistas y la extrema izquierda son abiertamente hostiles. Sin embargo, la reunión, por segunda vez en una semana, del Comité Central del Partido Comunista refleja bien las excitaciones de este partido antes de adoptar una actitud que se oponga abiertamente, al jefe del Estado. Después de la primera rueda de conversaciones con los partidos políticos Nobre da Costa tiene serias razones para dudar de la posibilidad de constituir un Gobierno o, una vez formado éste, obtener la mayoría parlamentaria. Su intención continúa siendo la de conseguir la colaboración de por lo menos, dos partidos y también convencer a parte del anterior Gabinete, en particular al equipo económico y financiero de seguir en funciones.

Presiones de la derecha

La derecha nacional y extranjera parecen haberse convencido, después de los primeros elogios, de la fragilidad de la salida de emergencia encontrada por el presidente Eanes para resolver la crisis y está aumentando sus presiones para obligar al jefe del Estado a sancionar el fracaso de la democracia parlamentaria en Portugal. Es significativa y preocupante la coincidencia registrada sobre este punto entre los grandes órganos de la prensa conservadora europea. El semanario derechista portugués O Tempo va más lejos al publicar en su edición del jueves un artículo firmado por un periodista francés de Le Figaro, comparando la decisión del general Eanes con el golpe constitucional del general De Gaulle en junio de 1958. El articulista afirma que con esta decisión De Gaulle «restableció completamente en unos meses la situación económica de Francia y dotó al país de una nueva Constitución». Haciendo suyas estas conclusiones, el editorialista de O Tempo sostiene que en Portugal «los partidos no estuvieron a la altura de su misión», y concluye diciendo que «la democracia precisa de jefes y de manos firmes».