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Gente

José Luis Valencia,

peruano, mantuvo encerrada a su amante durante cinco años para que su esposa no se enterara de que tenía otra. La amante, Angélica Aco, y sus dos hijos, vivían en una casa de un barrio de Lima. La puerta del domicilio estaba cerrada con fuertes candados. Valencia iba a llevarles alimentos. Durante tres días dejó de acudir y entonces los niños, acosados por el hambre, pidieron auxilio por la ventana. La policía tuvo noticia del caso y detuvo al tenorio convertido en carcelero.

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