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Berlinguer insiste en la necesidad del "compromiso histórico"

Juan Arias

En su discurso de apertura de la reunión del Comité Central del Partido Comunista, Enrico Berlinguer volvió a defender la línea del «compromiso histórico», no como una fórmula de Gobierno -dijo-, sino como un «designio de transformación de la sociedad y del Estado por medio de un movimiento unitario y democrático en el cual sean protagonistas, en condiciones de igualdad, todas las fuerzas populares». Para Berlinguer, el «compromiso histórico» no es un acuerdo de poder de los comunistas con la Democracia Cristiana ni con las fuerzas católicas, sino un «método de convivencia».Fiel a esta línea de colaboración con todas las fuerzas que no se oponen a una transformación de la sociedad para que sea más «humana», Berlinguer rechazó ayer con fírmeza la línea política de los socialistas de la «alternativa de izquierda».

Es éste un punto de conflicto entre la concepción política de Berlinguer y la de Craxi. Ambos respaldan una política de «unidad nacional», necesaria para este peflodo de «emergencia»; pero como visión futura de Italia los comunistas piensan, después de la renovación de la Democracia Cristiana, que empezó con Moro y continúa con Zaccagnini, en un entendimiento de todas las fuerzas populares, socialistas y católicas, mientras el Partido Socialista y la Nueva Izquierda prefieren llegar a una unidad de las izquierdas para deshacer la hegemonía de la DC, que gobierna desde hace treinta años y que fue siempre considerada como un partido «conservador» y en principio anticomunista.

Berlinguer dijo en su discurso que esta política de unidad de la izquierda en Italia no se puede sostener, porque conduciría a la «ruptura de las masas populares» y a la liquidación de la política de diálogo con las fuerzas católicas. Para Berlinguer esto supondría también empujar a la DC hacia la derecha, aislar a las izquierdas y, en definitiva, derrotar a la misma de.mocracia y su posibilidad de desarrollo en el país».

Críticas al partido

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El secretario comunista criticó además a su partido. Señaló que las dificultades que los comunistas italianos han sufrido en este último período se deben a una campaña contra el PCI lasizada desde diversos frentes, pero también indicó que «no ha sido suficiente en el partido la tensión política e ideológica que fue siempre la fuerza que nos ayudó a superar las pruebas más arduas y que es uno de los distintivos del comunista».

Berlinguer defendió el eurocomunismo y condenó «los procesos realizados recientemente en la Unión Soviética; no obstante, advirtió, que es preciso condenar, al mismo tiempo «todas las demás dictaduras no comunistas».

El mayor empeño actual del partido, según Berlinguer, debe centrarse en la cuestión «meridional», es decir, en la lucha para poner remedio a las grandes injusticias del sur de Italia; y llegó a decir que «en los movimientos de desesperación de las masas del Sur se juega la suerte del régimen democrático italiano».

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