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Los centristas dimiten del Gobierno portugués

La coalición socialistas-demócratas cristianos, que debía, en opinión de los dos partidos, mantenerse en el Gobierno portugués, al menos, hasta 1980 y servir de ejemplo para otros países de Europa occidental, no duró casi ni seis meses. El Consejo Nacional del Partido de Centro Democrático y Social, que se reunió el pasado fin de semana en Lisboa, ordenó a los tres ministros que tenía en el Gabinete Soares que presentaran su dimisión para «permitir que el primer ministro socialista proce diera a la remodelación de su Gabinete, indispensable para que el CDS pueda mantener el acuerdo político, con incidencias gubernarnentales, firmado con el Partido Socialista».

La palabra la tiene ahora el secretariado nacional del Partido Socialista, cuya reunión se ha prolongado hasta altas horas de la mañana de ayer. Mario Soares puede, teóricamente, sustituir los ministros demócratas-cristianos dimisionarios por hombres de su partido o independientes, pero en este caso no deberácontar ya con el apoyo parlamentario del CDS y se volvería a la fórmula socialista minoritaria, derrotada en diciembre pasado. Alvaro Cunhal, secretario del PCP, ha recordado el pasado domingo que socialistas y comunistas siguen disponiendo de una mayoría absoluta en el Parlamento, pero Mario Soares ha rechazado anticipadamente esta vuelta a la «mayoría de izquierda». La otra alternativa, que será probablemente preferida por los socialistas, es la renuncia colectiva del Gabinete. Entonces las negociaciones deberán reiniciarse, para la constitución de un nuevo Gabinete. El elemento más importante, dentro, de este contexto, es seguramente el cuidado tomado por el CDS para no poner en peligro el pacto político.De hecho, todas las condiciones estan creadas para que Mario Soares sea llamado de nuevo a iniciar las negociaciones con sus aliados para constituir el nuevo Gabinete. La cuestión ahora es saber si aceptarán los socialistas el pesado encargo de constituir un tercer Gobierno. Parece existir en el seno del partido una fuerte tendencia contraria, cuyas posiciones se han visto reforzadas por la actitud intransigente adoptada por Mario Soares en relación a las exigencias del CDS. Si los socialistas se nliegan a entrar en un nuevo Gabinete de coalición, se vuelve inevitable el recurso a las elecciones anticipadas.

Elecciones anticipadas

Pero surge aquí una nueva paradoja, muy de acuerdo con la desconcertante lógica de los partidos políticos portugueses. Los dos partidos que lanzaron la idea de elecciones generales anticipadas declaraban ayer que éstas serían inoportunas en las presentes circunstancias: se trata del Partido Socialdemócrata y del Partido Comunista. Cuando las circunstancias parecen darles razón, estas dos formaciones dan lo dicho por no dicho y vuelven a fórmulas anteriores: el PSD lanza de nuevo su idea de Gobierno de «salvación nacional a tres» y, el PCP propone un «Gobierno democrático» sobre una plataforma abierta a todos aquellos que quieran defender el actual modelo constitucional.

La opinión que prevalece en Lisboa es que, colocado frente a la realidad de una crisis que todos han contribuido a provocar los partidos políticos se dan cuenta que las elecciones pueden saldarse con resultados muy negativos para todos, con excepción de los comunistas, tal vez pero la progresión del 3% ó 4% que estos últimos pueden esperar sería anulada por un retroceso, al menos igual, de los socialistas, que anularía la famosa «mayoría parlamentaria de izquierda» que contuvo hasta ahora el viraje hacia la derecha de la política nacional.

El ejemplo español, deja prever un aumento considerable de las abstenciones, y hay que contar con un elemento nuevo: la campaña de los partidos abiertamente de derecha, como el PDCO y el MIRN. El primero acaba de proponer a los monárquicos, a los demócrata cristianos y a los socialdemócratas un frente electoral «antimarxista y antisocialista». Se trata, de momento, de sólo una idea, pero ésta tiene diez meses para tomar cuerpo y no le faltarán apoyos exteriores.

En efecto, está previsto que las elecciones anticipadas, si se decide por esta solución, no pueda realizarse antes del principio del próximo año. ¿Quién dirigirá el país en este intervalo? Parece descartado que Mario Soares acepte dirigir un Gobierno de gestión en vísperas de unos comicios decisivos para su futuro. ¿Un tecnócrata?, ¿un presidencialista? Los partidarios de la «democracia musculada» tienen, como en diciembre pasado, los ojos puestos en el presidente Eanes, dispuestos a acudir a su llamada. Pero, una vez más, el presidente se mantiene silencioso, dejando a los partidos arreglárselas con la crisis que desencadenaron.

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