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Entra en órbita un satélite artificial europeo de investigaciones científicas

Acaba de entrar en órbita terrestre un ingenio espacial producto de la más avanzada tecnología de investigación europea. Se trata de Geos-2. satélite europeo que se aplicará al estudio en profundidad de la magnetosfera y los fenómenos de campos electromagnéticos que se desarrollan en torno a nuestro planeta y que tienen amplias consecuencias en la dinámica de nuestra atmósfera. El proyecto, en el que participa España, es una realización de la agencia Europea del Espacio, organismo que protagonizó, con ocasión de su anterior experiencia, Geos-1, un enfrentamiento verbal con los departamentos norteamericanos que debían participar en la puesta en órbita del ingenio. Esta vez todo ha funcionado bien en régimen de cooperación euroamericana. El pasado viernes, 14 de julio, Geos-2 iniciaba su camino al espacio, habiendo entrado el lunes en su órbita de investigaciones.La órbita de Geos es geoestacionaria. Los satélites de órbita geoestacionaria, empleados frecuentemente con finalidades de estudio o telecomunicación, son satélites que pueden mantenerse sobre un punto fijo de la Tierra. ¿Cómo es ello posible? Haciendo coincidir su período de revolución en torno a nuestro planeta con la velocidad de rotación de la Tierra. Mientras un satélite artificial puesto en órbita baja -doscientos o trescientos kilómetros sobre la superficie- tarda una o dos horas en completar una vuelta en torno a -nuestro planeta, los satélites de órbita geoestacionaria se sitúan a decenas de miles de kilómetros de la Tierra, invirtiendo veinticuatro horas en la realización de cada órbita.

¿Cuál es la finalidad de esta valiosa experiencia de la investigación espacial europea? «Geos-2 estudiará la magnetosfera -según informa la propia Agencia Espacial Europea- esta región del espacio. próxima a la Tierra, donde el campo magnético terrestre desempeña un papel dominante. El principal objetivo de la misión es mejorar el conocimiento del modo según el que el ambiente próximo a la Tierra reacciona ante los procesos que se producen en el espacio exterior a la atmósfera. La órbita geoestacionaria de Geos-2 se sitúa en una región de la magnetosfera en la que se considera que tienen su origen numerosos procesos dinámicos que están en el origen de las perturbaciones magnéticas e ionosféricas.»

Transmisión a Tierra

La información que el satélite va a recoger será transmitida de un modo muy efectivo a la Tierra. Xavier Weeger describía en Le Monde de este modo el enorme potencial informativo y transmisor del ingenio: «El satélite puede transmitir en tiempo real, informaciones a una gran velocidad: más de 100.000 bits por segundo (un bit corresponde. en informática. a la información 0 ó 1), lo que representa aproximadamente diez páginas de 2.000 signos cada una, todo ello cada segundo. Tal masa de informaciones sería directamente inexplotable: los investigadores se verán obligados a elegirlas informaciones más interesantes (esta elección estará, de hecho, ampliamente elaborada con ayuda de ordenadores). y no podrán guardar más que un décimo del total de los datos suministrados por el satélite.»Gracias a todo este arsenal de datos científicamente preparados y escogidos se va a proceder a la realización de estudios científicos integrados de la magnetosfera especialmente en el terreno de investigaciones sobre las ondas y los campos y sobre la distribución de las partículas, en una larga gama de energía. desde la energía térmica hasta las energías medias. Geos-2 va a desempeñar un papel muy importante en el estudio de la magnetosfera.

Antes se creía que esta zona que envuelve nuestro planeta constituía una especie de colchón protector que protegía nuestro mundo de influencias exteriores y, sobre todo, del viento solar, emisión de partículas llevada a cabo por el astro rey, especialmente intensa en ciertos momentos. Estas partículas viajan a gran velocidad, unos cuatrocientos kilómetros por segundo, bombardeando nuestro planeta. Ahora se ha podido comprobar que el colchón protector, la magnetosfera, no nos protege por igual en todas las direcciones. Es decir, mientras las partículas solares son detenidas en algunas zonas a cientos de kilómetros, en otras penetran hasta zonas muy cercanas a la superficie.

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