Los incidentes, recogidos en grabaciones magnetofónicas y filmaciones
La película de los hechos ocurridos en la plaza de toros en la tarde del sábado y la versión que de éstos se ha dado en algunos medios informativos ha sido duramente criticada por la comisión de peñas en un comunicado. La realidad de ese día, fácilmente comprobable por miles de testigos y varias películas filmadas, se ajusta a unos hechos concretos e irreversibles
Cuando todavía las mulillas no habían terminado de arrastrar el último toro de José Luis Palomar hasta el patio de caballos, en la segunda corrida de la feria, un grupo de mozos, a los que posteriormente se unirían otros, saltaron desde el tendido de las peñas, al centro de la plaza con una gran pancarta verde alargada en la que se leía: Amnistía total, presoak kalerá, San Fermín sin presos. Los mozos recorrieron con la pancarta desplegada parte del redondel hasta llegar a los tendidos de sombra y concretamente al tendido tres, desde donde se lanzaron al ruedo almohadillas y se profirieron gritos condenatorios. En ese momento, desde los tendidos de sol arreciaron los gritos de presoak kalerá, presoak etxcera (presos a la calle, presos a casa), que fueron respondidos por otro sector del público con gritos de San Fermín, San Fermín.
Mientras el lanzamiento de almohadillas continuaba desde el tendido tres, los ánimos se fueron encrespando. Un grupo de jóvenes se encaramó hasta las últimas filas de este graderío y protagonizaron un enfrentamiento a golpes con algunas personas que se habían manifestado con expresiones de signo ultra y derechista. Varios cuerpos rodaron por los tendidos y algunas personas trataron de apaciguar los ánimos.
Cuando más de 18.000 personas permanecían todavía en la plaza con la mirada fija en los incidentes del tendido tres y la arena aparecía cubierta de mozos y chavales de las peñas txiquis, hizo su aparición por el callejón de salida de las peñas un pelotón de unos cincuenta Policías armados, que inmediatamente procedió a la carga con pelotas de goma y botes de humo. A los primeros momentos de confusión y desbandada general por los tendidos hacia la salida de la plaza, con ataques de histerismo en algunas personas, siguió una reacción violenta contra la inesperada aparición de la Policía Armada.
Batalla campal en la plaza
Con gritos de todos al ruedo, grupos de mozos se enfrentaron abiertamente con las fuerzas policiales. A los pocos minutos la plaza se convertía en un campo de batalla y varias personas quedaban tendidas sobre la arena. Un número de la Policía Armada quedó inconsciente y varios mozos fueron trasladados rápidamente a la enfermería, que al poco rato se llenó de heridos. El lanzamiento de todo tipo de objetos, botellas y panes, fue constante mientras duró la actuación de la Policía Armada, que a los pocos minutos comenzó a replegarse sin dejar de disparar hacia el callejón de salida.
A punto de finalizar el repliegue un número de la Policía Armada, hizo un total de cinco o seis disparos con su pistola reglamentaria. Dos policías fueron retirados por sus compañeros e inmediatamente se organizó una refriega que se extendió a calles colindantes a la plaza, donde grupos de jóvenes lanzaron piedras contra la policía con gritos de gora ETI y policía asesina.
Los disparos de pelotas de goma y botes de humo y la primera aparición de ambulancias se sucedieron, al mismo tiempo que la concentración de personas que condenaban la actuación policial fue en aumento. Algunos miles de personas, con gritos de cuerpos represivos, disolución, ETA, el pueblo está contigo y otros, se dirigieron hacia el Gobierno Civil, donde apedrearon el edificio y, en ocasiones, llegaron hasta la puerta principal, usando material de obras a modo de escudos. Foco después llegaban refuerzos policiales a la zona y se producían enfrentamientos violentísimos en la zona de Carlos III. Hacia las diez de la noche los vehículos policiales iniciaron un movimiento de repliegue hacia el Gobierno, perseguidos por los manifestantes. En la avenida de Roncesvalles, según testigos presenciales, se bajaron de los vehículos y se escuchó un tableteo parecido al de las metralletas. Durante cinco minutos estos disparos se sucedieron ininterrumpidamente, mientras los manifestantes se protegían debajo y detrás de lús coches.
Versión de un compañero de la víctima
Patxi Lauzurica, de veinte años, compañero de Germán Rodríguez, muerto a consecuencia de estos disparos en la confluencia de Roncesvalles con Carlos III, ha hecho una reconstrucción de la caída mortal de este joven: «Germán estaba nervioso e indignado, ya que había visto la actuación brutal en la plaza de toros y a un chaval con la cabeza alcanzada por una pelota de goma. Tuvimos luego un enfrentamiento muy violento en el Gobierno Civil y allí creo que ya dispararon con pistolas, porque vi chispazos y los tiros son diferentes. De allí nos hicieron ir hacia atrás con pelotas de goma y botes de humo. Entre Ios botes de humo y los heridos, que se los iban llevando las ambulancias, nos hicieron replegarnos hacia la plaza de toros. Allí se retiraron y nosotros íbamos detrás con alegría, saltando porque se marchaban. Esa es la realidad. En la avenida de Roncesvalles, sin más, sin saber por qué, comenzaron a disparar, pero no dispararon, ninguna pelota, ningún bote de humo, dispararon ráfagas, sólo ráfagas. Y eran ráfagas que no creo fueran de metralleta, porque la metralleta dispara muy seguido y mucho más suave. Aquellos disparon eran como martillazos y muy separados. Y hablando después con alguno que ha hecho la mili dicen que son de Cetme. Germán estaba detrás del mismo coche. Bueno, yo ni sabía que estaba Germán allí. Vi que el que estaba a mi derecha pegó como un salto y cayó, y luego le vimos la herida característica de la bala en la frente.»
Ciento treinta heridos; seis de bala
A partir de esos momentos los enfrentamientos se alargaron hasta las cinco de la madrugada, con lanzamiento de cócteles molotov contra la Diputación, destrozos de algunas entidades bancarias, retirada de dos banderas españolas y otros incidentes. La llegada de fuerzas especiales de la Policía Armada, así como comandos de estas fuerzas, fue también constante durante la noche y madrugada del día de estos hechos. En el hospital y residencia se contabilizaron un total de 130 heridos, seis de ellos con disparos de bala en tórax, abdomen, brazos y piernas. Un súbdito francés, con un disparo que le interesaba la columna vertebral, fue trasladado este domingo en, helicóptero a su país. Por otra parte, las barricadas en el centro de Pamplona y casco viejo fueron auténticos escenarios de protestas violentas y enfrentamientos. Se incendiaron dos coches y algunas motos, así como la furgoneta de reparto del diario El Pensamiento Navarro, y tuvieron lugar también otros conatos de incendio en algunos lugares, incluida la Diputación Foral.
Algunas «peñas» de Pamplona han acordado contratar abogados para que estudien llevar a los tribunales a algunos medios informativos estatales.
Igualmente, exigirán explicaciones a los responsables de la actuación de las fuerzas de orden público que intervinieron en el desalojo de la plaza de toros de la capital navarra.
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