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El socialista Sandro Pertini, nuevo presidente de la República Italiana

Juan Arias

El anuncio de la elección de Sandro Pertini como séptimo presidente de la República fue acogido ayer por el Parlamento con un aplauso estrepitoso. Sólo los representantes del Movimiento Social, que representan a la derecha fascista, se quedaron sentados. El anuncio oficial lo hizo el presidente de la Cámara de Diputados, Pietro Ingrao, comunista, exactamente a las doce y cincuenta y siete minutos (hora española).

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Pertini, que es el primer socialista presidente de la República de Italia, obtuvo 832 votos de los 995 electores presentes, es decir, un respaldo del 83 %. Ninguna otra votación presidencial ha sido tan plebiscitaria. Baste recordar que de los presidentes anteriores, el máximo de votos lo logró el socialdemócrata Saragat, que recogió el 68 %, es decir 646 votos, Leone, el presidente dimisionario a quien sucede Pertini, consiguió sólo 5 18, esto es, el 52 %.El anciano Pertini siguió la votación por televisión desde su despacho de Montecitorio, Antes de la votación fueron a saludarle Amendola y Nenni. La historia de esta elección, de la que participaron todas las fuerzas políticas, excepto el Movimiento Social y Democracia Nacional -los dos partidos de ultraderechas-, duró diez días y exigió 16 votaciones, de las cuales 15 fueron sólo de «sondeo», sin candidatos verdaderos.

La elección tuvo lugar 24 horas después de una cumbre de los seis partidos principales, con un resultado «negativo», y cuando toda la prensa y la clase política, con gran tensión nerviosa, anunciaban que la batalla «empezaba desde el punto cero».

La candidatura de Pertini era tan lejana 24 horas antes de realizarse que el nuevo presidente tenía ya el billete de un coche-cama para París en el bolsillo. Su esposa había ya dejado Roma el día anterior. Pertiní estaba viendo una película en la televisión. Ante la noticia dijo: «Estuve más tranquilo cuando me presenté ante el tribunal especial de Musolini.»

Golpe de Zaccagnini

La historia de este cambio repentino no es secreta. La prensa laica dice que se debe a un «golpe de inteligencia» de Zacagnini. Después de diez días de «vetos» y de 15 votaciones «negras» se había llegado a una situación drarriática. Quedaban en juego sólo dos candidatos: el socialista Giolitti (que fue desde el principio el verdadero candidato socialista), y el republicano La Malfa (que era el verdadero candidato de la DC como alternativa a un democristiano). Pero el veto del PSI a La Malfa produjo el veto del PRI a Giolitti.

La DC tenía así que escoger la ruptura con los socialistas o con los republicanos. Pero el partido de mayoría relativa no podía aceptar un «enfrentamiento» para defender a un candidato que no fuera de su partido. Eso hubiese significado la crisis del Gobierno, las elecciones anticipadas y un futuro político sombrío en un momento tan difícil para la democracia italiana. Los comunistas habían solicitado a su vez a los socialistas que «empezaran» votandoa Giolitti. La tensión era grande. Graxi pidió que se esperase un poco.

Llegó mientras tanto una carta dramática de La Malfa, en la cual, con amargura pero con gran dignidad, anunciaba a su partido su retirada. En este punto, Zaccagnini, que estuva durante estos días en continuo contacto personal con Berlinguer, tomó una decisión de mucho coraje: reunió ala dirección del partido y anunció su voluntad de presentar a Pertini como candidato.

Para el PC triunfa la unidad

La prensa comunista subraya que «venció la unidad». El diario laico La Stampa escribe que «así como su antigua arrogancia había aislado a la DC del país, su actitud en este último período la propone de nuevo como un partido indispensable».

La Repubblica, en cambio, piensa que la «unanimidad» en torno de Pertini es sólo aparente, y que el equilibrio político es cada vez más frágil. Pero Craxi en una conferencia de prensa declaró que esta elección presidencial «consolida la convergencia de las fuerzas políti cas y refuerza el equilibrio actua del Gobierno».

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