Convocada huelga de gasolineras para los últimos días de julio

Las gasolineras irán a la huelga durante los días 29 de julio al primero de agosto próximo, según la convocatoria hecha ayer por la comisión negociadora (que integran representantes de CCOO y UGT) del convenio colectivo del sector, cuyas deliberaciones quedaron ayer nuevamente interrumpidas hasta el próximo día 11, ante la oposición patronal a acceder a las peticiones obreras. Los empresarios insisten en prorrogar el vigente convenio hasta el primero de noviembre próximo, fecha fijada por CÁMPSA para la revisión de las comisiones que las estaciones de servicio perciben por la venta de los productos del monopolio.

El sector de gasolineras agrupa a 3.311 estaciones de servicio, con unos 25.000 trabajadores, cuyo salarlo medio es de 21.700 pesetas, según los propios empleados. En la negociación del convenio, además del reconocimiento de una serie de derechos laborales cuya concesión no parece, en principio, presentar dificultades por parte de los empresarios, solicitan un incremento salarial de 8.190 pesetas lineales. La postura empresarial se mantiene firme en la no negociación hasta que CAMPSA les revise las comisiones, lo que ocurrirá el primero de noviembre próximo, fecha hasta la que pretenden posponer las reivindicaciones obreras. La aprobación del convenio antes de esta fecha, en opinión de los empresarios, supondría la presentación de numerosos expedientes de regulación de empleo, dada la imposibilidad de atender el incremento económico solicitado por los trabajadores con los actuales beneficios.

En la reunión informativa mantenida ayer por la Confederación Española de Estaciones de Servicio, los empresarios aseguraron que estaban de acuerdo con el estudio económico del sector que han hecho CCOO y UGT, pero con la salvedad de que en vez de los 15.000 millones de litros que, según dicho estudio, se habrían vendido el pasado año, las ventas sólo totalizaron 12.000 millones de litros. «Esto supone una reducción del beneficio en millón y medio de pesetas por estación al año, por lo que sí en el estudio de las centrales se aseguraba que cada estación tenía un beneficio anual de 1.200.000 pesetas, con eI nuevo dato resulta una pérdida también anual y por cada estación de 300.000 pesetas».

Aseguraron también los empresarios que la satisfacción de las peticiones económicas de los trabajadores supondría casi un 300% de aumento sobre el convenio anterior, para lo cual la actual comisión que las estaciones perciben de CAMPSA (1,80 pesetas por litro de carburante) habría de incrementarse en unas seis pesetas, lo que, a su vez, repercutiría en el precio de la gasolina.

También aseguraron los empresarios que en sus deseos no entra la huelga, argumentando para ello que serían ellos mismos los primeros perjudicados, al no poder vender el producto en unos días de alta facturación. De esta manera, la patronal desmiente que con su intransigente actitud trate de forzar a los trabajadores a ir a la huelga y utilizar ésta como medio de presión ante la Administración, en beneficio de sus negociaciones con CAMPSA en materia de comisiones.

No obstante, en la misma reunión informativa, los empresarios acusaron a la Administración de funcionar arbitrariamente y fijar del mismo modo las comisiones (ahora hace un año que, también por la negociación del convenio del sector, los trabajadores del mismo estuvieron a punto de ir a la huelga, sin que finalmente ésta llegara a consumarse, toda vez que los empresarios accedieron a las peticiones obreras y firmaron el convenio actualmente en vigor), e indicaron que la Administración podía haber adelantado la fecha de revisión de las comisiones, que está fijada para el primero de noviembre, y que, por parte de CAMPSA, parece inamovible.

En cuanto a la repercusión de la huelga, si es que finalmente se lleva a cabo, se estima una mayor incidencia de la misma en los grandes núcleos urbanos, en los que el grado de afiliación de los trabajadores es mayor. La incidencia en el usuario -en unas fechas puente entre los meses vacacionales- sería paliada en gran medida por el hecho de que los puntos de distribución con que cuenta la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos no se verán afectados por la huelga.