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Mitin en París de los neofascismos italiano, francés y español

«La revolución que ha emprendido el rey Juan Carlos» fue denunciada el martes por la noche, en París, por Blas Piñar, en una rueda de prensa que ofreció, al lado de Giorgio Almirante y Jean-Louis Tixier Vignancour, los jefes del Movimiento Social Italiano (MSI) y el Partido de las Fuerzas Nuevas (PFN), los partidos de extrema derecha de Italia y Francia, respectivamente.

Tras haber definido a la euroderecha, los tres líderes se dirigieron a cerca de 2.000 militantes, que se habían reunido en la sala de la Mutualité. Un impresionante despliegue policial vigiló los alrededores, y hubo un centenar de interpelaciones, pero no incidentes graves.Por la tarde, todas las fuerzas políticas y sindicales de izquierdas y de extrema izquierda habían convocado una manifestación contra el mitin fascista, que reunió a unas 20.000 personas, según los organizadores. La sala de la Mutualité, que durante muchos años fue el «templo» antifranquista de la oposición española, se convirtió anteanoche en el refugio de los «exiliados» de la dictadura, que en varias ocasiones, acompañados por sus homólogos italianos y franceses, gritaron desgarradamente: «Franco, Franco, Franco» y «Blas Piñar, Blas Piñar, Blas Piñar».

Los tres líderes de la euroderecha, que antes del mitin habían asistido a una misa en la iglesia tradicionalista Saint Nicholas du Chardonnet, explicaron lo que era la euroderecha, nacida en Roma hace tres meses: «Una síntesis de la Falange y del franquismo», según Blas Piñar. El señor Almirante matizó más al afirmar que la euroderecha ha nacido para luchar contra el eurocomunismo y el eurosocialismo. Los oradores anunciaron que todos los partidos de derechas, salvo los nazis, podrían unirse a la euroderecha. El objetivo político de esta última, a partir de la plataforma concretada por las tres fuerzas referidas, consiste en atraer a todos los movimientos de extrema derecha de Europa.

A juzgar por el desarrollo «moderado» del mitin, al que le dio gran publicidad la manifestación de la izquierda, los fascistas de la euroderecha desearían se les empezara a considerar como extremistas civilizados. Entre los 2.000 «fans» del fascismo sureuropeo reunidos en la Mutualité abundaban los jóvenes y los ancianos.

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