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Israel se niega a negociar la soberania de Gaza y Cisjordania

Tras un debate tempestuoso, en el que tomaron la palabra veintidós diputados, la Knesseth (Parlamento), aprobó ayer la respuesta del Gobierno de Israel a los planteamientos de Estados Unidos sobre el futuro de Cisjordania y Gaza. En esta respuesta, el Gobierno que preside el primer ministro, Menahem Begin, ha rechazado la sugerencia de Washington de negociar el estatuto definitivo de Cisjordania y Gaza al cabo de cinco años de autonomía, propuestos en el plan Begin.

Todos los que acudieron a presenciar el debate parlamentario sabían que la suerte estaba ya echada y que los diputados aprobarían la moción gubernamental. Sin embargo la sala estaba repleta. no sólo los escaños de los diputados, sino también los reservados al público.Menahem Begin, que ha sido el gran vencedor de la crisis gubernamental, no tenía aspecto satisfecho. El ministro de Asuntos Exteriores, Moshe Dayan, leyó y comentó el texto de la resolución aprobada el domingo por el Gobierno, pero su exposición, interrumpida a menudo, careció de mordiente y de convicción.

En un momento determinado los gritos retumbaron en el Parlamento: un grupo de jóvenes se habían presentado con camisetas en las que estaba escrito «la paz ahora», eslogan que se ha convertido en eminentemente antigubernamental. El presidente de la sala les hizo expulsar, a pesar de las protestas de parte del público e incluso de los diputados.

Moshe Dayan insistió en el hecho de que Israel considera el régimen de autonomía para la población de Cisjordania y Gaza como «el marco de un estatuto definitivo», y no provisional como pretendía Estados Unidos. Saliendo al paso de los reproches, según los cuales el Gobierno israelí pretende fijar unilateralmente el estatuto de las citadas regiones ocupadas, el ministro del Exterior mantuvo la tesis de que el acuerdo expresa, en la respuesta israelí, «el reexamen de la naturaleza de las relaciones entre las partes» al cabo de los cinco años de autonomía y si una de las partes lo solicita. «Esto demuestra, señaló Dayan. que Israel permanece Fiel a su principio de que todo es negociable». Todo... excepto el estatuto definitivo, es decir, la cuestión de la soberanía en Cisjordania y Gaza.

Crítica de la oposición

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El líder de la oposición laborista, el ex ministro de Defensa Shimon Peres, declaró que la respuesta del Gobierno «refuerza las diferencias con Estados Unidos y anula las posibilidades de una reunión de las conversaciones con Egipto».

Para Shimon Peres, la única alternativa a la actual política gubernamental es la aceptación del principio del compromiso territorial, incluida Cisjordania y Gaza, sobre la base de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sin embargo manifestó que su partido se opone a que la población palestina de las dos regiones se pronuncie en un referéndum sobre su futuro político.

El ministro de Defensa, Ezer Weizman, con aire sombrío, mantuvo silencio. En principio se dijo que el ministro -que el día anterior había votado contra la propuesta de Begin- no asistiría al debate parlamentario en señal de protesta.

La opinión de numerosos Observadores políticos es que los próximos días serán decisivos para Weizman. En Jerusalén se preguntan cuánto tiempo podrá permanecer en un Gobierno cuya política desaprueba y en el que ocupa un puesto de alta responsabilidad.

Peligro de guerra

Weizman fue batido en la votación del domingo en el Consejo de Ministros. Pero su actitud recibió ayer el aplauso de la prensa. Para el periódico independiente Haaretz la respuesta del Gobierno es decepcionante. En sentido similar se manifiestan el Jerusalén Post, Davar y el nacionalista Maariv.

El único diario que considera que la resolución adoptada por el Gobierno es «buena y honorable», es el Yedioth Aharonoth. Esto lo dice en el editorial, pero el principal comentarista político del periódico se interroga, páginas después, si Weizman no tendrá razón cuando dice: «Habéis eludido el problema, no os dais cuenta de lo que nos reserva el futuro.» El futuro, según Weizman, es la guerra, una guerra que considera ahora inevitable y para la que cree que debe prepararse ya, en su calidad de ministro de Defensa

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