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Acuerdos comercial y de transporte aéreo entre España y China

La posibilidad de establecer una línea de Iberia Madrid-Pekín ha quedado oficialmente abierta tras la firma del acuerdo aéreo chino-español, firmado ayer en la capital de la República Popular. Fuentes oficiosas señalan que, no obstante, un proyecto así se retrasaría mucho tiempo y que la cuestión depende en gran parte de que se resuelvan los problemas actualmente existentes con el nuevo aeropuerto de Tokio, ciudad que también serviría la línea con China.

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Estos datos trascendieron ayer en esta capital, tras la firma del primer acuerdo aéreo entre España y la República Popular de China. Dicha firma tuvo lugar el lunes por la mañana, junto con la de un convenio comercial entre los Gobiernos de los dos países.El acuerdo comercial prevé la concesión mutua de trato de «nación más favorecida, en lo que se refiere a derechos aduaneros e impuestos sobre la exportación e importación. También señala que, de existir un desequilibrio en los intercambios, la parte con superávit se esforzará en tomar medidas que contribuyan a nivelar el déficit de la parte contraria.

En la actualidad España compra a China Popular por valor de unos ochenta millones de dólares importados desde China por España, y cuarenta millones de dólares exportados por nosotros a aquel país. En este año se exportarán por encima de los cincuenta millones, y se espera que la balanza tienda a nivelarse en lo sucesivo.

Desde el punto de vista del comercio exterior, China es ya el cuarto país en la lista de las naciones socialistas que negocian con España. El acuerdo Firmado en Pekín es similar al que se estableció en su día con la Unión Soviética. Las perspectivas de nuestro comercio con China no hacen prever un rápido crecimiento. China no es una gran compradora en el exterior y está empeñada en una labor de reconstrucción económica basada en el autoabastecimiento. Por otro lado, sus bienes exportables son, hasta el momento, de un interés limitado para España. No obstante, y cara al futuro, es preciso tener en cuenta que China mantiene grandes reservas petrolíferas y de carbón. Las importaciones eran, hasta ahora, fundamentalmente de artesanía y materias primas como la paja, para la fabricación de muebles.

El convenio aéreo prevé la posibilidad de sobrevuelos del territorio de ambos países por sus respectivos aviones y el derecho a tocar en sus aeropuertos, dejando a las compañías respectivas la concreción de fechas y demás detalles respecto a la creación de un tráfico comercial regular.

Los acuerdos de referencia fueron firmados por los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, señores Oreja y Huang-hua. Previamente, estos mantuvieron una conversación sobre temas de política internacional; la cuestión africana, así como la situación en el Mediterráneo y los problemas de la construcción de Europa, estuvieron presentes en ella. Por ambas partes se ha puesto de relieve la coincidencia en numerosos puntos de la actual política internacional de España y China.

Visita a la gran muralla

Los Reyes de España se dirigieron ayer por la tarde a Hang Chow, en la costa oriental del país, después de una visita oficial de tres días a Pekín. Don Juan Carlos ofreció una cena de despedida a los dirigentes chinos en la sede de la embajada de España, en la noche del domingo.

En la mañana del domingo, los Reyes visitaron la famosa gran muralla -de 6.000 kilómetros de longitud- que al norte de la capital china se alza como recuerdo de las guerras feudales y del imperio de la dinastía Ming. También visitaron una de las necrópolis de dicha dinastía, que data del siglo XVI.

Durante la visita a la muralla la Reina resbaló en una de sus empinadísimas pendientes y cayó aparatosamente al suelo, pero no sufrió lesión alguna. Los Reyes fuero n saluda dos por turistas americanos y japoneses que se encontraban visitanando la muralla y conversaron con las familias chinas que, en un día de calor con más de cuarenta grados centígrados, habían acudido de excursión.

En la mañana de ayer, el rey don Juan Carlos visitó los acuartelamientos de la tercera división motorizada del Ejército Rojo. Soldados y oficiales agitaban, banderas españolas, y cientos de militares, bandas de música, mujeres y niños gritaron, ante la presencia de don Juan Carlos, «Bienvenida España».

El comisario político explicó la historia de la unidad, formada durante la lucha contra Japón, y que participo) después en la guerra de Corea, y seguidamente los miembros de la unidad realizaron dieciocho ejercicios diferentes, que fueron muy alabados por el Rey.

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