_
_
_
_
Entrevista:

"Limitar la expansión de las Cajas encona los sentimientos regionales"

Pregunta. ¿Qué valoración puede hacerse de la nueva composición de los órganos de gobierno de las cajas, a partir de la normativa del verano del pasado año?Respuesta. Yo entiendo que la valoración es en principio positiva, aunque nos encontramos todavía en período de rodaje, porque la constitución real de tales órganos es muy reciente. La experiencia será constructiva en términos ge nerales, aunque sea preciso superar un momento inicial de adaptación de las instituciones y sus rectores tradicionales a las nuevas normas. En nuestro caso concreto, los mecanismos de provisión de puestos para la junta general y el consejo de administración han funcionado perfectamente, dentro de un marco de absoluta libertad. Nuestro propósito fue, desde un primer momento, facilitar la elección de compromisarios entre los impositores por zonas, de modo que fuera viable un conocimiento mutuo entre todos ellos. Posteriormente, a la hora de elegir a sus representantes en el consejo de administración, se formó una candidatura plural, en cuanto a edad, formación y procedencia territorial se refiere, y tras una fase de discusión y diálogo fue aceptada por unanimidad. La reducida experiencia de funcionamiento que poseemos nos muestra un deseo franco de cooperación por parte de todos: impositores y empleados, especialmente.

P. Otra de las innovaciones en el funcionamiento de las cajas es su acceso a una nueva operatividad, en práctica homologación con la bancaria. ¿Qué ha supuesto, por ejemplo, el libre acceso a todas las operaciones del mercado interbancario?

R. Precisamente, esa fue la primera posibilidad que las cajas asumieron de forma inmediata. Creo que la presencia de las cajas en las subastas de dinero no ha hecho sino beneficiar el conjunto de todo el sistema financiero. Y, desde un punto de vista interno, ello no supuso además esfuerzo complementario alguno para las instituciones. Dicho de otro modo, estábamos plenamente preparados para ello.

P. No parece ocurrir lo mismo con el descuento de letras...

R. Lo auténticamente importante para las cajas es haber logrado la igualdad de oportunidades con la banca. Dentro de esta igualdad de oportunidades cada institución escoge la línea de actuación más de acuerdo con su vocación. En este sentido, la mayoría, de las cajas, incluida la Caixa, hemos contemplado con la lógica prudencia el descuento de letras. Hay que tener en cuenta que las cajas no pueden abandonar su ámbito tradicional de operatividad. El crédito para financiar vivienda, a largo plazo, y los préstamos personales entre 50.000 pesetas y dos millones constituyen aproximadamente el 70% de toda nuestra actividad financiadora y no es posible reconducir el empleo de nuestros recursos hacia otro tipo de actividades Personalmente, además, creo que el descuento de efectos no constituye la mejor forma de financiar al empresario. Son muchos los que acuden a nosotros en demanda de financiación por esa vía, y cuando conocen las posibilidades existentes en créditos a distinto plazo se inclinan por esta forma de financiación. Finalmente, hay que tener en cuenta que el descuento es caro, administrativamente hablando.

P. Las cajas están también facultadas para desarrollar sus operaciones en el extranjero. ¿En qué situación se encuentra el acceso a ello?

R. Acabamos de crear un departamento de internacional y nuestra intención es la de entrar a fondo en esa actividad. Es una actividad sin duda novedosa, pero interesante y que, en realidad, no plantea excesivos problemas de índole general.

P. Aparte de esta nueva operatividad, las cajas quedan también afectadas por otras medidas relativas a la liberalización del sistema financiero. ¿Qué supone, por ejemplo, una eventual libertad de tipos de interés?

R. Todo lo anterior entraña, de hecho, el reconocimiento de la mayoría de edad de las cajas. Ello es inuy positivo, pero lógicamente comporta importantes problemas que, entre todos, debemos superar

En cuanto a la libertad de tipos de interés, fijada ya para los depósitos por encima de un año, entiendo que llegará a ser absoluta a corto plazo, simplemente porque el funcionamiento del mercado conduce a ello y en la práctica ya se está produciendo. No voy a ocultar que para las cajas, o al menos para ésta, la libertad ya instituida ha planteado importantes problemas de rentabilidad a corto plazo y en un futuro los planteará a todas las instituciones. De cualquier forma, quiero dejar claro que toda liberalización me parece enormemente constructiva.

P. Dentro de los criterios de homologación con la banca privada, ¿cuáles rigen la expansión de oficinas?

R. La reforma Barrera de 1974 instituyó una libertad total de expansión para la banca que no se llevó a las cajas de ahorros en la misma medida. La normativa que se aplicó comportó consecuencias muy dispares para las cajas de ámbito provincial y regional. En estos momentos una institución sólo puede expandirse libremente en la provincia en la que radica su sede y en aquellos municipios en los que ya estuviera establecida con anterioridad a 1975. Esta normativa constituye, a mi juicio, una distorsión del concepto de libertad de mercado y genera delicadas consecuencias en el ámbito de las concepciones territoriales, enconando, de alguna manera, sentimientos regionales y aun provinciales, dificultando las posibilidades de apoyo interregional. Lo verdaderamente coherente con una liberalización del mercado financiero es otorgar la libertad absoluta de establecimiento, como ha sido ya otorgada a la banca privada. Resulta de algún modo sorprendente que la Caixa pueda establecerse con toda libertad en Londres, por ejemplo, y no pueda abrir una oficina en Valencia. La situación es tan paradójica que a pesar de estar presente la Caixa en la provincia de Gerona desde 1906 y tener ahora 51 oficinas no puede abrir una sucursal en Tosa de Mar o Cadaqués, hecho que le está permitido, por ejemplo, al Banco de Jerez. La expansión debería ser, si no absolutamente libre, sí al menos reglamentada con libertad para instalar oficinas en capitales de provincia y grandes ciudades. Esta rigidez territorial provoca, en nuestro caso concreto, una presión excesiva en el mercado catalano-balear. Si admitimos que Cataluña y Baleares suponen aproximadamente un quinto de la renta nacional, nuestros recursos -320.000 millones de pesetas- suponen una participación relativa mucho mayor que la del primer banco nacional -el Central, con 600.000 millones-, que obtiene sus recursos del total de la renta española.

P. Otro elemento de compración con la banca privada suelen ser los servicios que cajas y bancos ofertan. ¿Existe una situación de inferioridad por parte de las cajas?

R. Considero que hay que partir de una premisa esencial: nuestras clientelas son marcadarnente diferentes. El grueso de depositantes en nuestras instituciones son asalariados. El 86% de nuestros 3.900.000 depositantes no alcanza un saldo de 100.000 pesetas, y el 95 % no alcanza las 250.000 pesetas. Muchas veces el cliente comparte los servicios y, por tanto, los depósitos entre banca y cajas de ahorros, utilizando por separado aquellos que le ofrecen mayores ventajas. El cliente de una institución corno ésta pide que le sean pagados los recibos habituales de luz, teléfono, colegios y todos aquellos gastos que pudiéramos denominar domésticos. De cualquier forma, nuestro esfuerzo se encamina a ofrecer más servicios progresivamente. En estos momentos, por ejemplo, estudiamos, a nivel individual y de confederación, adherirnos a una de las tarjetas de crédito universales.

P. Ya que estamos comentando el tema de los servicios, ¿está próxima la decisión de cobrarlos?, ¿será una decisión unilateral o simultánea de bancos y cajas?

R. Es un tema que nos preocupa notablemente. Nosotros hemos iniciado ya un estudio detallado de costes, referido a cada uno de los servicios y operaciones que realizamos normalmente. Aunque dicho estudio es muy complejo y está en fase de elaboración, hemos estimado ya que el pago de un talón nos cuesta aproximadamente unas 35 pesetas. Esto trae consigo enormes dificultades de toda índole y nos llevará indudablemente a tener que cobrar algunos servicios a determinados clientes. Ahora bien, yo entiendo que ello no podrá ser aplicado de forma indiscriminada, porque no puede valorarse igual a un determinado cliente cuya utilización de servicios es compensada por un saldo medio de importancia, que a otro que mantiene prácticamente a cero su cuenta regularmente. De cualquier forma es una decisión delicada y que deberá ir precedida de un detenido estudio. En cuanto a la segunda parte de su pregunta, creo sinceramente que no es excesivamente importante que ello se produzca individualmente, porque, una vez marcada esta tendencia, es probable que se adopte de forma generalizada en mayor o menor grado.

P. Ante el futuro, una de las incógnitas que se plantean es la instrumentación de los controles del sistema financiero a nivel estatal y de los distintos entes autonómicos, ¿cómo puede afectar a las cajas el tema?

R. La política monetaria en todos los países se establece a nivel general. En aspectos como emisión de obligaciones, calificación de valores, entre otros, los entes autonómicos pueden tener un papel importante. De alguna manera habrá que sentar las bases para preservar la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos. En el fondo, lo único que procede es asumir lo ya experimentado por otros países de organización federal, como Alemania, o de potenciación de las regiones, como Italia. Las cajas deberán quedar, en todo ello, progresivamente equiparadas a las restantes instituciones del sistema.

P. Un tema delicado, en lo que se refiere a las inversiones de las cajas, es, sin duda, la regionalización del empleo de recursos, ¿cuáles son sus criterios en este tema?

R. Los distintos territorios de actuación de las cajas tienen características muy diferentes en nivel de renta y empleo y en demanda de fondos para inversiones. Es lógico que las cajas intenten optimizar la rentabilidad de sus inversiones, pero esta actitud es a veces contradictoria con la necesidad de potenciar las posibilidades de su territorio con inversiones productivas en el mismo. Personalmente estoy convencido de que todos estos problemas que se han planteado respecto a si las instituciones de determinadas regiones deben invertir sus recursos en otras más desarrolladas, o no, disminuirían si se permitiera la libertad de expansión a la que aludía anteriormente.

P.¿Qué papel podrían desarrollar las cajas en un eventual plan de reequilibrio interregional, a nivel de todo el Estado español?

R. Las posibilidades son realmente importantes. En primer término, a partir de unos criterios impositivos, recaudados con ánimo redistribuidor. En segundo lugar, a partir de algo que es ya realidad en estos momentos, como son las emisiones de efectos públicos, que actualmente captan más del 10% de nuestro pasivo y que sólo revierten en nuestra zona de implantación en menos de un 50%. En cualquier caso, considero que la planificación de esa eventual reequilibración de todas las regiones españo

José Vilarasau, director general de la Caixa

Viene de la página anteriorlas es responsabilidad de los poderes estatales y que la contribución de las instituciones financieras -bancos y cajas- debería ser establecida de modo uniforme.

P. Un tema directamente entroncado con el anterior es el que se refiere a los coeficientes de inversión obligatoria, ¿cuál es su criterio respecto a cómo deberían quedar regulados en el futuro?

R. En principio, la reducción progresiva hasta el 35% (10% para créditos de regulación especial y 25% para valores computables), prevista hasta 1982, es satisfactoria respecto de la situación anterior. Haciendo salvedad de mi opinión personal, favorable a la más absoluta liberalización, creo que la equiparación de todas las instituciones -bancos y cajas- al respecto debe ser premisa esencial de cualquier planteamiento de futuro. Admitiendo la existencia de financiación privilegiada, entiendo que sólo deberían tener derecho a su acceso los valores del sector público no productivos y en ningún caso los privados.

P. La Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros es, además de la primera institución del país en su género, la quinta entidad financiera por volumen de recursos. ¿Hasta que punto es importante mantener esta posición en el ranking? ¿Es viable concebir operaciones similares a las emprendidas por la banca para escalar posiciones?

R. La importancia del número uno es simplemente circunstancial y circunscrita a España, ya que en el mundo hay otras siete cajas mayores que la Caixa. Nuestro criterio es mantener el crecimiento y la participación en la cuota de ahorro de la zona en que estamos implantados, lo que no es fácil dadas las limitaciones de expansión y la fuerte competencia que debemos soportar. Concretamente, en Cataluña existen quince cajas diferentes, nueve de ellas ubicadas en la provincia de Barcelona. Así, por ejemplo, las tasas de crecimiento de otras cajas, como las de Madrid, con una implantación prácticamente exclusiva, vienen siendo superiores a las nuestras en términos relativos. En cuanto a las posibilidades de emprender fusiones para no descender en el ranking, sólo cabe el acuerdo unánime del consejo de una determinada caja para integrarse en otra, ya que no existe posibilidad de venta por la inexistencia de capital y propietarios. Personalmente, lo veo extremadamente difícil.

P. Cataluña presenta el fenómeno curioso de no poseer apenas banca autóctona y, en cambio, tres cajas catalanas ocupan puestos entre las cinco primeras del país. ¿Existe una especial propensión de los catalanes hacia las instituciones de ahorro, por encima de la banca?

R. Creo que en Cataluña se plantea en un determinado momento una cierta desconfianza, hoy superada, hacia la banca, fruto de impagos y fallidos en una determinada coyuntura histórica, en la que la Caixa jamás dejó de reintegrar a sus depositantes. Ello conlleva un efecto psicológico indudable. En el caso de la Caja de Pensiones hay que considerar también la gran visión de futuro de nuestro fundador, Francesc Moragas, al crear la red de sucursales que supuso la organización del ahorro más completo de Cataluña y Baleares y que en 1935, año de su muerte, alcanzaba ya las 107 oficinas, transformadas actualmente en más de quinientas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_