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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Una moda

Un día, un compañero columnista dijo que él no daba nombres en su columna porque no era un escritor festivo. Claro que lo decía festivamente, porque en seguida dio un nombre. Pero quienes damos muchos nombres pensamos que toda la gran literatura universal no precisamente festiva -¿o festiva, por qué no?- está llena de nombres propios de la época correspondiente y de todas las épocas, nombres en crudo o disimulados. Decía Machado que también la verdad se inventa. En literatura no hay otro plan de trabajo que inventar la realidad.Desde muy pequeño, yo vi claro que en los periódicos había que escribir literatura, pero no de literatura. De literatura sólo se puede escribir en los suplementos literarios de los domingos. La literatura del periódico es mejor hacerla en la crónica de sucesos, o en la municipal, o en la de Cortes. Es la que hacen los queridos y buenos compañeros. Por eso me van a perdonar ustedes hoy que hable, por una vez, de literatura. Es sólo para advertirles de que yo no soy nada más que una moda. No vaya a haber alguien que se inquiete y piense que yo vengo a quedarme para siempre, a consagrarme, a triunfar, a convertirme en un clásico o en una estatua de semiesquina, como Bravo Murillo, o en una fuente municipal.

Nada, tranquilos, un momento, que yo hago mis cuatro gracias y me voy en seguida. Martín Descalzo, el otro día, me dedica un artículo estudiando mis imperfecciones, las imperfecciones de un estilo que considera rico y nutritivo. No le gusta que mezcle lo canalla a lo académico. Lo mismo les dijeron a Cervantes, a Dante y a Shakespeare, en su momento. Y, ya en nuestra tradición, se lo podían haber dicho a Hita, Villarroel, Larra, Valle y Gómez de la Serna, si aquí hubiese una crítica que se ocupase de estas cosas. Recuerdo ahora el estudio admirable de Zamora Vicente por el que vemos que Luces de bohemia es una obra hecha con toda la escombrera infraliterarla de la época, que Valle potencia según su fórmula:

-Mi teatro es el sainete multiplicado por cuatro.

Otro señor sale con que utilizar la jerga o argot de una clase oprimida con finalidades literarias es perpetuar la opresión. Aparte de que él mismo ha utilizado jergas y argots -muy bien, por cierto-, resulta que, desde Cervantes a Valle, esa utilización de lo canalla -palabra que prefiero a todas y que resume cualquier modismo o argot callejero- no es sino un recurso estilístico para degradar al Poder, no ya mediante la opinión, sino incluso desde la gramática. Toda la España isabelina e isabelona queda sesgada y vista con encanallamiento crítico y popular gracias a la prosa -sólo a la prosa- de El Ruedo Ibérico. Ay

Pero ya me iba, como digo, que yo sólo soy una moda, un momento, una distracción, una cosa, y no pretendo quedar,en nada ni que nadie quede en mí, cuando en esto que leo a Carlos Semprún, al que admiro mucho literariamente -escribe mejor que su hermano-, hablando de los umbrales como de una familia periodística que anda ya por ahí, una escuela, un estilo, una cosa. Vale, amor, pero no es eso. Yo sí he imitado a mucha gente, porque sostengo que la cultura es robo, y lo que no es plagio es pastiche, que es peor, pero dudo de que nadie me imite a mí, sino que la nueva libertad -en España hay ahora más libertad que democracia, lo he dicho el otro día por la BBC-, ha dado una abundante cosecha de lúpulo periodístico en la cual cada uno habla y escribe como quiere.

A falta de libertad, en tiempos de Franco, yo me hice la naturalidad. La naturalidad como alusión y esperanza de la libertad. Pero ya digo que no quiero hablar de literatura, aunque dudo mucho que hablar de mí sea hablar de literatura. Y a lo que iba, que ustedes, tranquilos, que no se inquieten, que yo no he venido a quitarle a nadie el pan de sus hijos ni la honra de sus hijas, que yo paso en seguida, que soy una moda, como la minifarda -ni siquiera la minifalda-, que estoy al caer, que no es para tanto, que voy de vuelo y si salgo en los diccionarios es por error u omisión. Seguramente por omisión de otro, que es el que tenía que estar. Chao.

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