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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Teléfonos «profesionales»

Una nueva subida de tarifas de la Telefónica me sorprende este mes con algunas «novedades», al igual que al gran número de personas que vivimos en pisos alquilados.Estos pisos alquilados, con el teléfono a nombre del dueño del piso, suponen una insólita fuente de ingresos, muchas veces ignorada por los usuarios. Telefónica considera dichos teléfonos como un «negocio» y los incluye -sin apelación- en la tarifa que llama profesional frente a la particular. Quienes vivimos en esas condiciones hemos recibido llamadas alguna vez en las cuales una voz «inocente», a horas muchas veces intempestivas, pregunta por el dueño del piso; y uno responde, ingenuamente, que ese señor no vive aquí: en mala hora lo hiciera; desde entonces su pago bimensual fijo es 874 pesetas más que un teléfono «normal».

Hasta marzo de 1977 la cuota de abono en uno y otro caso era de 145 pesetas al mes y de 215 pesetas al mes. Para entonces, y desde febrero de 1976, la Telefónica había quitado a esos teléfonos «profesionales» los cien pasos de contador gratuitos, mensuales, incluidos en la cuota. En esa fecha de marzo, las cuotas de los «profesionales» pasaron a 340 pesetas mensuales (680 en el recibo bimensual).

La diferencia sobre recibos bimensuales era, pues, hasta marzo de 1977, de 140 pesetas en cuota de abono, más 250 pagadas al no tener los doscientos pasos de contador gratuitos (a 1,25 pesetas); un total de 390 pesetas, luego aumentadas.

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Hoy, con este nuevo recibo, tenernos una diferencia de: 290 pesetas por los doscientos pasos de contador (a 1,45 pesetas cada paso); más la diferencia entre la cuota «profesional» (508 pesetas por mes) y la «particular» (216 pesetas por mes), es decir, 292 x 2 = 584 pesetas.

Por el hecho de vivir en un piso alquilado estamos pagando un gran número de españoles nada menos que 874 pesetas más que cualquier otro ciudadano por el uso de su teléfono, cada dos meses.

Ante mi demanda de una solución, me dice la Telefónica que ponga a mi nombre el teléfono, esto es, que les regale, por el simple cambio de nombre en cuatro fichas, algo más de 12.000 pesetas.

¿A cuántos nos «sacan» esas casi novecientas pesetas? ¿100.000? ¿No es posible una acción conjunta de todos los «profesionalizados » a su pesar que limite estos arbitrarios procedimientos de beneficio de una compañía «nacional» privada?

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