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El artefacto colocado al médico orensano era de gran potencia

Ayer se demostró que era auténtico y dotado de gran potencia explosiva el artefacto retirado el miércoles por la policía, del cuerpo del médico orensano que sufrió un atentado y chantaje económico hace tres días. Técnicos que llevan la investigación hicieron explosionar el aparato y están determinando ahora sus características mediante un minucioso examen de los restos.

Por lo demás, no hay nada nuevo que sea relevante sobre la investigación que lleva en Orense la policía con respecto al caso del médico Manuel Cabaleiro, que fue obligado a pagar diez millones de pesetas después de que un desconocido le colocara el lunes en el pecho un artefacto explosivo que fue desactivado el miércoles.El jefe superior de Policía de Galicia, con sede en La Coruña, dirigió ayer las pesquisas en Orense y un equipo de técnicos llegados de Madrid explosionaron el artefacto en las afueras de la ciudad. Este resultó ser auténtico y dotado de una gran potencia explosiva que elevó a diez metros la capa protectora que se le había colocado. La onda extendió por un amplio círculo restos del aparato que ayer fueron recogidos y están ahora siendo examinados por especialistas que determinarán las características.

No hay pistas efectivas por el momento sobre la identidad de la persona que cometió el secuestro del médico seguido de chantaje ni tampoco se sabe nada, o al menos no trasciende fuera de los círculos policiales, sobre el paradero de los diez millones entregados el miércoles por la mañana.

La opinión pública orensana se muestra preocupada y no sale de su asombro al conocer la autenticidad y características mortíferas del artefacto que llevó adosado al cuerpo el doctor Cabaleiro durante más de cuarenta horas. La esposa del afectado informó ayer a EL PAIS que su marido se encontraba ausente del domicilio por razones derivadas del suceso. «Ahora estamos ya tranquilos -manifestó-, pero pasamos una situación verdaderamente angustiosa.» Añadió que la familia no conoce detalles concretos sobre el estado en que se encuentra la investigación. «No sabía lo que iba pasando -dijo- hasta que le sacaron a mi marido el artefacto, pero luego ya no me enteré de casi nada realmente.»

Se confirma definitivamente la hipótesis ofrecida ayer de que sólo fue una persona la que intervino en el secuestro del médico en la habitación 202 del hotel San Martín y en la colocación del artefacto. Siguen sin conocerse los móviles reales del secuestrador, aunque cada vez parece menos claro que pueda tratarse de una acción de terrorismo político y sí se apunta más hacia la hipótesis de que pueda constituir un atentado aislado que pudo llevarse a cabo con fines estrictamente económicos. Aparte de Orense se cree que la policía está observando atentamente los escenarios vigueses, donde el secuestrador hizo dirigirse al doctor Cabaleiro para la entrega del rescate.

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