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ARGENTINA 78

Migueli, baja definitiva para el Mundial

Migueli, con lesión de abductores que se produjo contra Brasil, será baja para quince días. Otros cuatro jugadores españoles más, Marcelino, Santillana, Asensi y San José, también están con diversas lesiones, pero de carácter mucho más leve que Migueli. La baja de éste puede dar lugar a que Pirri vuelva a recuperar su posición en la defensa en el partido del domingo contra Suecia.

El decepcionante juego exhibido por Brasil en los dos partidos jugados hasta ahora en el Mundial han provocado ya las primeras consecuencias técnicas. Claudio Coutinho no hará ya el equipo que se enfrentará a Austria el próximo domingo. Aunque no se le ha sustituido en todas sus labores, la decisión de la Confederación Brasileña de Deportes supone una destitución elocuente. El presidente de la CBD, Heleno Nunes, asumirá personalmente las decisiones finales. El caso brasileño puede ser un ejemplo de lo que necesita España en un futuro no menos inmediato.Los aires de decepción que existen en todos los brasileños presentes en Mar del Plata tras las pobres exhibiciones de un equipo que venía con aspiraciones máximas, han podido con el primer responsable técnico. Las presiones de periodistas, jugadores, técnicos y hasta aficionados han llevado a los directivos a dimitir prácticamente a Coutinho. Este seguirá trabajando, pero deberá pasar cualquiera de sus decisiones por el visto bueno de Heleno Nunes.

El caso brasileño, aunque sea a otro nivel, debe dar que pensar una vez más en el cuartel general español. Las deficiencias observadas ya contra Austria no hicieron buenas las de anteayer contra Brasil, porque el enemigo fue mucho peor. El que España jugara mal contra los austríacos fue ya un síntoma de que ni siquiera se había aprovechado el poco tiempo de preparación para poner un orden en la selección. Aun viendo el partido desde lejos, sorprendieron decisiones de Kubala como la entrada de Rexach en el equipo cuando después del partido de Montevideo había prescindido de él en todos los entrenamientos de los supuestos titulares. Se equivocó en la sustitución de Cardeñosa y, lo que es peor aún, no supo inculcar a los jugadores el orden y la prudencia necesarias para no dar facilidades al contraataque austríaco. Muy al contrario, los propios jugadores parecieron sin ganas, desmoralizados.

Los españoles ya regresaron a Buenos Aires. Hoy entrenarán a las doce de la mañana y por la tarde habrá sesión de baño y masaje. El domingo será el decisivo partido contra Suecia. Esperemos que no se repita el espectáculo, nada agradable, de desuni5n que se traslució antes del partido contra Brasil. El propio capitán Pirri se quejó de que nadie le había dicho ni una palabra al sacarle del equipo. Más o menos, como si se le hiciera responsable de la primera derrota. En realidad no puso el orden debido, pero no fue el único culpable. Los verdaderos culpables, Kubala aparte, son también otros seleccionados, que ni siquiera se resignan a ser suplentes disciplinados. El mal ambiente tiene que existir, como comentaba Marañón, un hombre acostumbrado al banquillo, cuando no hay conformismo en esas figuras.

De todas formas, lo más evidente de la mala actuación española siempre metida en la crónica de sucesos, vaya donde vaya, son las decisiones de Kubala. Rara vez acierta. No tiene más mimbres para escoger, pero también los escoge mal. Y si a ello se une que no arriesga lo más mínimo, ni siquiera sobre la marcha, por eso estamos al borde de la eliminación. Después de perder contra Austria había que ganar a Brasil. Eso era indudable. Cabe admitirle a Kubala un planteamiento prudente como el que hizo, ante la posibilidad de que Brasil jugara mejor que contra Suecia. Pero después de ver el desastre que tenía enfrente debió haber forzado más el juego de ataque. No vale decir que si Cardeñosa hubiese aprovechado la ocasión, porque fue la única clara de todo el partido. Para ganar hay que ofrecer más de lo que España ofreció.

La selección empezó mal y aún sigue. Sólo ha tenido la suerte de encontrarse en el camino a un Brasil todavía peor. En los tricampeones mundiales ya ruedan cabezas. No estaría de más observar ya las barbas del vecino para copiar lo bueno y empezar a cambiar.

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