Se consumó la sorpresa austriaca
Austria obtuvo ayer su clasificación para la siguiente ronda del Campeonato del Mundo. La sorpresa se ha consumado. El equipo tenido en principio como el más débil del grupo ha demostrado ser todo lo contrario. Si ante España mostró una serie de grandes condiciones para la práctica de un fútbol moderno y efectivo, ayer, ante Suecia, las manifestó de un modo todavía más elocuente.En el primer período Austria ha cometido el error de someterse al juego lento, tristón y abundante en el centro del campo a que le ha sometido Suecia. Solamente cuando los austríacos se han dado perfecta cuenta de que delante no tenían a unos adversarios excesivamente temibles se decidieron a plantear una batalla más ofensiva. Y fue entonces cuando las ocasiones de gol se sucedieron y cuando Krieger y Krankl perdieron un total de ocho ocasiones clarísimas de gol. Ocho situaciones en las que si bien es verdad que el meta sueco estuvo inspirado lo más difícil era no meter el balón dentro del marco.
Desde un principio tanto suecos como austríacos destinaron a sólo dos hombres en las puntas de ataque, Krankl y Kreuz, por parte austríaca, y Sjoberg y Wendt, por parte sueca. Tantas fueron las precauciones del primer período que el público llegó a protestar de la escasa combatividad de ambos conjuntos contendientes. Era como un partido entre los veraneantes y los ricos del pueblo. Solamente cuando alguien recordó a los del pueblo, los austríacos, que los señoritos rubios, altos y estudiantes de ingeniería querían quitarles un par de novias fue cuando el partido cobró emoción y cuando la lucha se tornó viril, aunque sin llegar a la brusquedad.
Los austriacos en el segundo período llegaron a adelantar la posición de Jara para contar con tres delanteros, pero su juego tomó toda la calidad deseable cuando los suecos, a la vista de que la victoria se les escapaba, intentaron empujar con más fe. Austria aprovechó el adelantamiento sueco para replantear sus contraataques, que tienen en Kreuz y Krankl dos intérpretes de gran categoría. Krankl, sobre todo, puso en aprietos tanto a su marcador, Andersson, como al líbero Nordqvist en todas sus arrancadas hacia el marco del seguro guardameta Hellstrom.
Los suecos a la desesperada estuvieron a punto de conseguir a dos minutos del final el gol del empate, pero tal resultado hubiera sido totalmente injusto. La victoria mínima también difumina la auténtica realidad de los sucedido porque no establece la diferencia de juego entre vencedores y vencidos.
Austria se ha clasificado ya con todo merecimiento. La solidez del fútbol que practica es indiscutible y para cualquier adversario será en la segunda ronda un hueso duro de roer. Las víctimas propiciatorias ya han dado la campanada. Los grandes del grupo también, pero en sentido negativo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.