Reservas británicas a la conferencia africana
Gran Bretaña acude con reservas a la reunión que, por iniciativa francesa, comienza mañana en París para intentar poner de acuerdo a las potencias occidentales sobre la puesta en marcha de una fuerza de intervencion para Africa. Descartada la presencia de su jefe, David Owen, el Foreign Office no había anunciado ayer por la tarde el nombre ni el rango del representante británico en la capital francesa.Medios informativos y, en privado, círculos oficiales no ocultan sus reticencias por el viraje diplomático dado en pocos días por el presidente francés Giscard d'Estaing a una conferencia cuyos objetivos iniciales iban a ser exclusivamente económicos: la ayuda occidental al vacilante régimen del Zaire. Un explícito comunicado del palacio del Elíseo describe la reunión de mañana como un «estudio del desarrollo y los problemas de seguridad en Africa a la luz de los recientes acontecimientos».
Las críticas británicas a Giscard d´Estaing se centran en el exceso con que el presidente francés juega su papel favorito de heredero de la «grandeur» gaullista y en la explotación política de la subsiguiente «influencia francesa en el mundo».
Para el primer ministro Callaghan y para el Departamento de Estado norteamericano (que ha perdido la batalla ante los puntos de vista «duros» del asesor presidencial Brzezinski), el mayor riesgo de la conferencia de París es que consiga torpedear los esfuerzos en curso para mantener a soviéticos y cubanos lejos de Rodesia y Namibia.
Callaghan se ha interrogado -en Washington primero y en Nueva York después, con motivo de la reunión de la OTAN y de la sesión de la ONU sobre desarme- sobre el significado de una fuerza panafricana de intervención, lo que la prensa británica llama una «brigada de bomberos» para apagar los incendios contrarios a los intereses occidentales.
«Yo empezaría por preguntar a los países africanos qué tienen que decir a propósito de esto», declaró el primer ministro, prolongando un punto de vista expresado días antes, en Londres, por el ministro nigeriano de Asuntos Exteriores. Para el general Garba, «el foso ideológico que separa a los países africanos hace imposible una fuerza conjunta».
Giscard ha esgrimido ante el presidente Carter que la idea de «proteger Africa» surgió en la reciente cumbre francoafricana que tuvo por escenario París. Pero esa reunión fue fundamentalmente de Estados francófonos, muchos de los cuales sostienen todavía una relación de vasallaje con París y cuyo conjunto, se agrega, representa sólo una pequeña parte de la opinión del continente.
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