_
_
_
_
Reportaje:

El control de las materias primas enfrenta al Este y el Oeste en Zaire

Chad, Zaire, Eritrea, Madagascar, por no citar más que los puntos «calientes», son ejemplos de la inestabilidad que caracteriza el continente africano. En cada uno de estos focos, un tercero, Cuba, proporciona logística, armas y hombres a los regímenes progresistas e intenta ampliar su campo de influencia. Estados Unidos, a través de sus aliados occidentales, Francia especialmente (ya se habla de los franceses como dé «los cubanos de occidente»), ayudan a los regímenes neocolonialistas.Efectivos cubanos: 2 1.000 hombres en Angola y 12.000 en Etiopía. Efectivos franceses: el conjunto del dispositivo de intervención del Ejército francés (cerca de 12.000 hombres) reposa sobre cuatro bases permanentes: Yibuti, Libreville, Adibjan y Uakam en Senegal. Este dispositivo está complementado con la presencia de «cooperantes» militares que residen en unos veinte países del continente africano. De estos últimos, dieciséis mantienen con Francia acuerdos de asistencia militar técnica, y cinco más, Gabón, Imperio Centroafricano, Senegal, Togo y Costa de Marfil, han firmado con el Gobierno de París acuerdos de defensa que, en caso de necesidad, les permiten solicitar la intervención del Ejército galo.

Ayer, un comentarista independiente francés analizaba el dossier africano y concluía: «El asunto del Zaire parece haber convencido a la opinión de que la desgracia de Africa es menos consecuencia de su pobreza que de su riqueza. La razón de los conflictos que la destrozan no es la liberación de sus pueblos, sino el control de sus materias primas.»

El continente negro encierra en sus entrañas uno de los tesoros más fabulosos imaginables: el 97 % de las reservas de cromo están en Africa, y el 85 % de las de platino, el 65% del oro, el 50% del manganeso, el 25 % de uranio y el 13 % de cobre. Hay que añadir las reservas considerables de petróleo, diamantes, hierro, bauxita, fosfatos, carbón, productos tropicales como el algodón, café, cacao, etcétera. En la lucha inexorable que inspiran la URSS y Estados Unidos sobre tierras africanas, un segundo elemento dramatiza cada explosión que se produce: la rivalidad entre los diversos países occidentales, antiguas cabezas de imperio coloniales, que continúan ejerciendo influencia a través de regímenes neocolonialistas y que pretenden traducir esta influencia en «dinero contante y sonante», es decir, en materias primas.

Objetivo: las materias primas

La reciente guerra de Shaba, en Zaire, es «ejemplar» respecto a las coordenadas ya enumeradas que definen la batalla de Africa.Por un lado, la, URSS y, los cubanos, inspiradores del Frente de Liberación Nacional del Congo (FLNC), progresista. Por el otro, EEUU, ausente en apariencia, pero que bendice la intervención francesa. Como estrambote, la guerrilla entre Francia y Bélgica: este último país fue el colono del antiguo Congo y considera un «coto cerrado» lo que Francia, por su lado, desea penetrar. Todos ellos, a la vez, conquistadores del mismo tesoro: la región minera de Shaba. En primer lugar, el tesoro: las minas de Shaba producen 500.000 toneladas de cobre anuales, lo que hace a Zaire el sexto productor y el tercer exportador mundial. Gracias a las explotaciones de Shaba, Zaire es el primer productor y exportador mundial de cobalto, con 15.000 toneladas extraídas por año. El tesoro de Shaba cuenta también con 70.000 toneladas anuales de zinc, con plata, uranio, oro, platino, cadmio, estaño, y es el primer productor mundial de diamante industrial. Por añadidura, además de su valor, toda esta producción tiene importancia estratégica clave para el buen funcionamiento económico y militar occidental. En efecto, el uranio de Shaba contribuye a la buena marcha de las industrias nucleares americanas y europeas. El cobalto, como otros metales preciosos, es elemento indispensable para las industrias de punta, aeronáuticas y espaciales.

Francia quiere ampliar su zona de influencia

En segundo lugar, los beligerantes, presentes o ausentes, pero todos ellos interesados en el control del tesoro de Shaba. Francia: este país carece de materias primas esenciales. De Africa importa el 99% de su consumo de uranio, el 45% de manganeso, el 30% de cobre. En toda Africa francófona, las sociedades francesas, privadas u oficiales, están implantadas con el fin de asegurar las plataformas de provisión de esta mercancía y, al mismo tiempo, adquirirla al precio más beneficioso. Francia intervino en Zaire por razones humanitarias (salvar a los europeos), pero también para ampliar una influencia que le garantizaría el actual régimen de Mobutu. Bélgica: las minas de Shaba son propiedad de Zaire, pero a través de la Societé Générale des Minerais (SGM), Bélgica las controla. Hasta la fecha, los belgas han resistido las ofensivas de influencia lanzadas por Francia, Japón, Alemania Federal e Italia. Además Bélgica tiene en sus manos otra arma decisiva: el control de la mayor parte del crédito bancario de Zaire. Estos intereses, Bélgica los mantiene con el general Mobutu en el poder, pero se defendería mejor de todos los demás «pretendientes » occidentales si la región de Shaba cayera en manos del FLN C, integrado por hijos y sobrinos de los antiguos katangueses que ya intentaron la independencia en tiempos de Moisés Tschombe. De aquí las negociaciones que se asegura mantuvieron las autoridades belgas con los rebeldes y la parsimonia de que fue acusada Bruselas para enviar sus tropas a Kolwezi, en espera de que el FLNC se estabilizara en Shaba.Es esta fragilidad de Africa la que ha reavivado las codicias e intereses del Este y el Oeste, y la que acrecienta de día en día el descontento angustioso de los zaireños. Por ello, antes o después, en Zaire, como en Occidente y la URSS, cada cual sabe que la «tercera guerra de Shaba» parece ineludible.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_