Miles de españoles recibieron a la selección
Al fin España ha sido noticia en el Mundial. Al fin los miles de españoles que viven en Buenos Aires han podido ver de cerca a la selección española. Si el pasado sábado fue la colonia italiana la que se volcó en la cancha de Boca, fue la española la que convulsionó el centro de la ciudad con su desfile anunciando la arribada de la selección. Desde la avenida de Mayo hasta el aeroparque, miles de españoles, algunos ataviados con los trajes típicos regionales, pusieron el colorido que hasta ahora había faltado por el extraño plan impuesto por los responsables de la Federación de Fútbol.La colonia española, pese a la decepción que sufrió al saber que la selección iba a permanecer en Montevideo hasta ayer, preparó con todo entusiasmo el recibimiento. Desde la avenida de Mayo, en donde es noticia Nati Mistral, que interpreta La Malquerida, de Benavente, desde la avenida de Mayo, en, donde se anuncia el debut de Julio Iglesias, desde la avenida de mayo, en donde puede uno tomar nota de que una compañía lírica representa Luisa Fernanda y Marina; desde la avenida de Mayo, en donde la mayoría de los nombres recuerdan a España, han salido embajadas espontáneas para circular por Florida y la parte central de Buenos Aires a fin de dar noticia de la llegada de la selección.
La emoción de los españoles residentes en Buenos Aires ha sido grande. La ilusión y la esperanza de estos días está centrada en los resultados futbolísticos. En el acto que tras el recibimiento ha tenido como escenario el Club Deportivo Español, en donde la representación deportiva hispana ha sido obsequiada con el típico asado de este país, centenares de personas han dejado sus quehaceres para prestar su primer calor a la selección.
La comisión de recepción de la colectividad española, que ha sido la suma de todos los centros regionales, ha logrado dar señales de vida en las calles bonaerenses. En numerosos balcones han lucido hoy juntas las banderas de España y Argentina. En más de una calle una bandera bicolor ha cruzado de parte a parte para señalar la satisfacción que para los vecinos supone tener en el Mundial al equipo que representa al fútbol español.
La selección ha llegado demasiado tarde. El ambiente logrado por Italia pese a las muchas censuras que recibieron en él orden técnico en el partido que disputaron ante el Sportivo Italiano, ha sido extraordinario. Toda la colonia sabe que la selección ha dejado más de cinco millones de beneficio al modesto club bonaerense, y esa generosidad será recompensada a la hora de dar calor desde los graderíos.
España ha estado fuera de cacho en Montevideo. La tristeza con que se ha desarrollado la concentración ha tenido como consecuencia enfados, tensiones entre los jugadores e incluso entre directivos y el cuadro técnico. En Buenos Aires se hubiera respirado de muy distinta manera. Los propios jugadores se hubieran distraído más con una estancia bien organizada aquí.
Probablemente, al final de este Campeonato habrá que plantearse un par de temas seriamente: la idoneidad de algunos directivo para ocupar cargos de responsabilidad en ocasiones como ésta y las circunstancias en las que un jugador debe acudir a la selección.
De los directivos habrá ocasión más adelante de hablar, pero de los jugadores hay que hacerlo inmediatamente. Siempre se les ha defendido en estas páginas en todo aquello que afecta a lo que son sus justas reivindicaciones laborales, y en lo que concierne al cumplimiento de las más estrictas normas de los derechos humanos, que en los futbolistas españoles están más que deteriorados. Pero de eso a tolerar a algunos posturas que van más allá de la intransigencia media un abismo. El profesional de fútbol debe saber que el deporte por muy metalizado que esté y precisamente por ello, exige una disciplina que hay que admitir con auténtico amateurismo. Para próximas ocasiones habrá que preguntarse por la necesidad de realizar algún test psicológico a fin de cortar de antemano posturas poco comprensibles.
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